A pesar de que esa es una postura muy antropocéntrica, la recibo esperanzada si nos ayuda a redirigir la sociedad hacia derroteros más respetuosos y saludables para todos los seres vivos (incluidos nosotros, obviamente).
Por eso procuro estar al día sobre los avances que se hacen desde el enfoque biomimético (Biomímesis = bio [vida] + mímesis [imitación]).
Este artículo que estás leyendo hace mención a mi última lectura sobre el tema.
Podemos encontrarnos con avances que, desde mi punto de vista, no son avances biomiméticos. Creo que es importante que los divulgadores de ciencia precisen bien los términos, porque las malas interpretaciones pueden dar lugar a eso tan terrible que llamamos greenwashing o lavado verde, tan de moda desafortunadamente.
De hecho, tenemos muchas organizaciones especializadas en hacernos creer que hacen las cosas muy bien y nos torpedean un día sí y otro también con su publicidad engañosa: empresas del sector lácteo que nos hablan de bienestar animal, del sector hotelero que nos venden maravillas muy alejadas de la realidad, y tantos otros malos ejemplos que sería prolijo enumerar. De hecho tenemos tantos malos ejemplos que me permití montar una historieta humorística sobre el lavado verde.
En el mundo científico no suele existir, afortunadamente, ese afán de lucro que induce a tergiversar las cosas para engañar al cliente y obtener más beneficios económicos. Pero una mala interpretación puede dar lugar a comportamientos no deseables por parte de la ciudadanía; por ejemplo, si creemos que la fruta durián es perfecta para recargar nuestros móviles, cuando esta tecnología pueda comercializarse la adquiriremos encantados y estaremos infligiendo un gran castigo al planeta. Y lo haremos con la mejor intención, de la misma forma que tendemos a comprar productos etiquetados como "eco", "bio" y similares sin haber tenido la oportunidad de averiguar qué se esconde realmente detrás de ese término.
Te dejo aquí el artículo que ha provocado mis reflexiones: Triunfa la ciencia inspirada en la naturaleza, y el mío con las reflexiones que me ha provocado cada uno de los avances que expone: Biomímesis: ¿emular, o explotar a la naturaleza?
Te dejo también mi aportación al esperanzador mundo de la Biomímesis, esta vez desde el enfoque de la gestión corporativa: Biomimetic Organisations: A Management Model that Learns from Nature.
Leeré encantada tus aportaciones si te decides a hacerlas. Y agradecida, claro 😀
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Apreciada Edita: He leído tu artículo y el artículo reportado de tu autoría “Biomímesis: ¿emular o explotar la naturaleza?”; son reconfortantes por el orden con el que expones los conceptos, el análisis de fondo, la crítica a las opiniones de otros escritores y la aportación de referencias bibliográficas. Me ha parecido muy fina la distinción que efectúas sobre emular, imitar o explotar la naturaleza, como enriquecedora clasificación. Me ha sorprendido ver que incluías en tu artículo “Biomímesis: ¿emular o explotar la naturaleza?” la cita de Lex Amore conforme “la naturaleza es una fuente de inspiración para la ciencia”, armónico con tu escrito, y que sigue, diciendo “porque ha descubierto la forma en que la Tierra sustenta la vida”. Esta personificación de la Naturaleza no parece que se cohoneste con los conocimientos que tiene el mundo científico e intelectual hasta el presente, que justo entiende o ha descubierto algunas de las reglas o leyes por las que se rige la Naturaleza básicamente en el mundo a escala humana, pero que continúa ignorando las correspondientes a escala más allá del sistema binario Tierra – Luna, así como las del mundo microscópico; pero aun admitiendo este conocimiento adquirido tras siglos de investigación, pensamiento y pruebas, el ser humano no ha entendido la sinergia de subsistemas que rigen el Universo, la Tierra y la vida en la Tierra en sus múltiples formas. Es concluyente, pues, que el ser humano ni ha entendido la contingencia de la vida, ni cómo se sustenta, ni de qué manera se articulan los subsistemas del Universo que hacen funcionar automáticamente la Tierra, que son atacados por los sabotajes de los seres humanos. Ni que sea como contraejemplo práctico de la ignorancia supina del ser humano, la exploración de los 6.300 Km del radio terrestre se circunscribe a un pozo de 10 Km y al estudio de la fosa de las islas Marianas de 13 Km, por lo que cabe preguntarse qué sabrá el ser humano del interior de la Tierra; la exploración de los mundos del espacio, cuya estrella más próxima (Alfa Centauri) está a 4,5 años luz (= ser humano debería viajar 4,5 años a 300.000 Km/segundo), resulta que los carricoches humanos que ponen en el espacio exterior van a 4,3 Km/segundo (= nunca llegarían). Es evidente que los seres humanos pensamos ser, y pensamos que nuestros pensamientos y obras son, lo que no somos ni son, en un egocentrismo vacuo y estéril. Según mi criterio, ni el ser humano ni la ciencia ha descubierto qué es la vida ni cómo se articula en la Tierra dentro del sistema del Universo, ya que sus hipótesis y métodos son deficientes, habiendo conseguido, únicamente, métodos de explotación y mejora de la explotación de los recursos de la Tierra y de los demás seres de la Tierra, sean plantas, animales o personas más débiles. Un cordial saludo
ResponderEliminarQuerido Miguel, aprecio sobremanera todos los regalos que me ofreces desde tu sabiduría, y te deseo un 2021 que te colme todos tus anhelos
EliminarUn abrazo