6 de mayo de 2020

Rediseñar nuestra cultura


Como explica Daniel Christian Wahl en Designing Regenerative Cultures,  la función más amplia de la ética, su imperativo ecológico, se extiende más allá de las preocupaciones antropocéntricas a la preocupación biocéntrica por la evolución continua de la vida. 

Me intereso por este autor porque tiene una visión holística  enraizada en la ética, y creo firmemente que sin ética no se pueden hacer en la actualidad los planteamientos a futuro que necesitamos urgentemente como sociedad

El propio Fritjof Capra   opina que  el libro de Wahl es una valiosa contribución a la importante discusión sobre la visión del mundo y el sistema de valores que necesitamos para rediseñar nuestros negocios, economías y tecnologías,  (de hecho, toda nuestra cultura), para que sean regenerativos en vez de destructivos.

En esta época de incertidumbre que nos ha tocado vivir  (y no será porque no nos hayan avisado nuestros científicos)  tenemos una preciosa oportunidad de pararnos a pensar  para decidir si queremos seguir esquilmando la Tierra para hacer negocios (y de paso hundir en la miseria a millones de animales humanos y no humanos), si queremos empecinarnos en el más de lo mismo, el eterno "volver a la normalidad" después de cada catástrofe. (Te dejo aquí un  artículo de Daniel Innerarity, Aprender de la crisis) que explica muy bien nuestro posicionamiento.

Esta crisis se me antoja especialmente inquietante porque se da una circunstancia nueva:  China,
como potencia emergente, se está adueñando del mercado y consecuentemente de nuestro próximo modus vivendi:  copan la producción mundial,   están a la cabeza en investigación y desarrollo, sus estrategias de penetración en la cultura occidental le están dando enormes frutos... y todo ello no sería especialmente preocupante si no fuera porque estamos hablando de un país que nos ha demostrado hasta la saciedad que está reproduciendo fielmente el modelo consumista occidental,  que su modelo de relaciones éticas es muy diferente del nuestro  y que no considera prioritario en absoluto ocuparse de la emergencia climática.

 Tal como vamos, más pronto que tarde nuestra cultura habrá sigo engullida por el coloso y estaremos a su merced tanto las personas como la Naturaleza.  

Nos queda la esperanza de que últimamente comenzamos a escuchar a los científicos (ojalá no sea demasiado tarde), pero necesitamos a la vez que la sociedad tome el protagonismo que ha ido dejando en manos de políticos incompetentes y cortoplacistas.  Necesitamos rediseñar nuestra cultura.

¿Cómo se hace eso?  Obviamente no tengo la solución, pero lo que sí tengo es la certidumbre de que cada uno de nosotros podemos poner nuestro famoso granito de arena para  facilitar la labor de los expertos y agilizar la transición hacia una nueva cultura del respeto en todas sus acepciones.

 Y cada uno de nosotros tenemos a mano cuatro potentes herramientas:

  1. Educar a las generaciones jóvenes entre todos, y no me refiero solamente a padres y maestros, sino a todos nosotros mediante el ejemplo que les demos con nuestros comportamientos, puesto que ahora es más cierto que nunca el dicho hace falta un pueblo entero para educar a un niño. (puedes ver Valores, infancia y sociedad).

  2. Potenciar en nosotros mismos y en los demás el sentido de la  responsabilidad (puedes ver Derechos, responsabilidades y bien común).

  3. Hacer una revisión personal de nuestros hábitos de consumo y compararlos con personas más desfavorecidas económica y socialmente (puedes ver ¿Qué tal si procurara no tener tanto para que los demás pudieran tener algo?).

  4. Meditar detenidamente a qué políticos vamos a confiar nuestro voto: asegurándonos tanto como nos sea posible de  que tienen los conocimientos necesarios para comprender la complejidad de la problemática, responsabilidad suficiente para buscar soluciones a largo plazo (dejando en segundo término la preocupación por mantener el puesto durante otra legislatura), humildad para aprender constantemente y capacidad de trabajar conjuntamente en pro del bien común global, porque ahora ya sabemos que lo que ocurre en una zona geográfica repercute en todas las demás.

Seguramente se te ocurren más herramientas, en cuyo caso no dudes en añadirlas a la lista... porque esta es una tarea, una ingente tarea, que hemos de realizar entre todos. ¿Te animas?