8 de abril de 2014

Cada uno, con sus gafas


De la importancia de ver con otros ojos la misma realidad, porque es otra realidad,  o la práctica de la empatía.

Este año se conmemora el 400 aniversario de la muerte de El Greco y por ese motivo se ha organizado una gran exposición en Toledo, además de diversos homenajes de toda índole.

Yo he utilizado en más de una ocasión El entierro del Conde de Orgaz como un ejemplo de organización "ordenada" y propia de tiempos pasados, en la que conviene introducir numerosos cambios para convertirla en una organización propia del siglo XXI.  Estoy segura de que El Greco hubiera considerado que mi forma de ver su cuadro es iconoclasta, (en el mejor de los casos), pero lo que está ocurriendo es que dos personas diferentes están viendo dos cosas diferentes cuando miran una misma realidad.

"El caballero de la mano en el pecho" es, quizá, uno de los cuadros más conocidos de El Greco,  y objeto también de esta reflexión.

Antesala, tributo a El Greco.  Equipo Crónica (1968)
El Equipo Crónica, en su cuadro Antesala, va más allá: no se limita a ver otra realidad, sino que la crea a partir de una ya existente: 
  •  cambia la mano retratada del          personaje (¿será casualidad que  en este cuadro aparezca la mano izquierda?);
  • sienta al personaje en una mesa de trabajo de las utilizadas en la época actual;
  • coloca sobre la mesa un objeto que aparentemente es un puño americano;
  • el fondo del cuadro semeja un papel pintado de decoración.

Estas modificaciones del cuadro original nos ofrecen mucha información sobre la época de los autores, su posicionamiento ante la sociedad que les tocó vivir, etc., pero, a efectos de este post, es un ejemplo precioso de "cada uno con sus gafas".  En unas ocasiones explicamos verbalmente la realidad que vemos, y en otras, como en ésta, la explicación es visual;  pero es una explicación, al fin.

Cómo explica su visión nuestro interlocutor nos da muchas pistas no sólo de la realidad mirada, sino, sobre todo, del ángulo desde el que está viendo esa realidad.

Ese ángulo puede incorporar información sobre las inquietudes profesionales, la ideología, el nivel cultural, las expectativas, las emociones, los recuerdos... y un sin fin de ricos datos que nos pueden ayudar a comprender un poco mejor a nuestro interlocutor.

Y conocer un poco mejor a nuestro interlocutor es una buena manera de comenzar a sentar las bases para una relación sólida, respetuosa y de beneficio compartido, que son puntales de los modelos de gestión actuales: Responsabilidad Social, Valores, Ética, visión holística, enfoque biomimético...

Así que, quizás, en vez del dicho "cada uno, con sus gafas", podríamos decir "¿me prestas tus gafas?"

Aquí te dejo un pequeño video - demo de gafas inteligentes "para ver el mundo de otra manera".  De momento, de una manera tecnológica :-)

Gafas inteligentes 
Y, por si tienes niños, una versión para niños de El caballero de la mano en el pecho

1 de abril de 2014

El bombero tricotoso, la gamificación y el liderazgo compartido

De cómo la experiencia ayuda a comprender la teoría (y no al revés :-))

Allá en mis años mozos experimentaba una curiosa mezcla de curiosidad, creatividad, necesidad de ganar dinero y atrevimiento.  Como resultas de todo ello me encontré ante un grupo de adultos expertos cada uno en su materia, a quienes se suponía que yo debía instruir en las artes de la docencia.  Ellos eran técnicos expertos en sus respectivas materias y yo "experta" en formación de formadores.

En aquél  numeroso grupo se habían inscrito, entre otros, un profesor de mimbrería, una de peluquería, un abogado, un informático, una psicóloga, un contable, uno de comercio internacional, un repostero... y - para mí el colmo del "exotismo" - un bombero especialista en soldadura subacuática.

www.soldadura17.turincon.com
Después de la primera sesión de trabajo con el grupo decidí que era una tontería seguir las pautas tradicionales yo hablo / ellos escuchan:  el grupo se aburría y yo no veía el momento de acabar.

Así que de una forma más o menos intuitiva se me puso en marcha el cóctel comentado y decidí confiar en mi creatividad y en su experiencia profesional: las siguientes sesiones consistieron en:
  • la ejecución (en pequeños grupos) de una tarea desconocida para ellos;
  • la reflexión sobre por qué y cómo habían hecho lo que habían hecho;
  • la preparación de una clase para el resto del grupo (que había realizado otra tarea también desconocida).
  • Cada uno de los subgrupos realizó esta secuencia de actividades.
Las sesiones de puesta en común, en que cada subgrupo hacía de profesor sobre su materia para el  resto de los subgrupos, fueron memorables. Todavía recuerdo con una sonrisa al repostero haciendo trucos de magia y, sobre todo, al bombero totalmente absorto en realizar bien su demo, consistente en tejer una bufanda.

En cada sesión nos reíamos hasta las lágrimas y siempre tenían que desalojarnos porque olvidábamos mirar el reloj. Pero lo mejor de todo es que cada una de las personas terminaron el curso sabiendo diseñar correctamente una programación didáctica, con todos sus apartados.

Después de mucho tiempo comprendí que lo que sucedió en este primer curso (después fui mejorando la metodología y no sólo en contextos de formación) estaba muy relacionado con:

la gamificación: cuando las personas adultas juegan en grupo y tienen la oportunidad de descubrir nuevas realidades sacan lo mejor de sí y avanzan incorporando conceptos importantes para su trayectoria profesional.  Sólo es preciso poner a su alcance una situación nueva, sugerente y retadora con cierta carga lúdica,

el liderazgo compartido: ese milagro ocurre sólo si la persona que lidera el grupo está dispuesta a aceptar que las personas participantes son adultas y poseedoras de múltiples tesoros que facilitarán la consecución de los objetivos, dejándoles una parte muy importante del protagonismo y de la toma de decisiones.  La persona que lidera sólo ha de estar pendiente, entonces, de asegurar la participación de todas las personas del equipo, hacer resonar adecuadamente las aportaciones valiosas, la gestión del tiempo, la aportación de los materiales y poca cosa más. Como dice mi amiga Iranzu, la cosa fluye.

¿Quieres aprender a hacer una bufanda, como "mi" bombero subacuático? :-)