8 de junio de 2022

La Naturaleza nos advierte... y nosotros bailando

 



Nos inundan las noticias sobre los planes que las empresas de prácticamente todos los sectores están diseñando para frenar esta terrible crisis climática que nos amenaza con consecuencias irreversibles.  En las redes sociales, los medios de comunicación, la publicidad a domicilio... nos explican cuán seriamente se están planteando contribuir a rebajar los índices de CO2 y tantas otras iniciativas plausibles.

Es cierto que muchas empresas realmente se comprometen, pero desafortunadamente aún son muy pocas para conseguir revertir la situación.  Por ejemplo, los beneficios de las petroleras siguen aumentando, y todos sabemos que si este sector de actividad tiene beneficios otros sectores tienen problemas de liquidez y  la naturaleza está sufriendo.

Juan F.  en Salida de Emergencia explica muy bien las interacciones entre el estado económico y el medio natural, reflexiones que todavía no han calado en diversos sectores. Por ejemplo,  Kate Fletcher - pionera del movimiento slow fashion - comenta respecto al sector de la moda:  "los pilares de la economía circular y sus objetivos son positivos. Pero llevado a la práctica, solo se ha conseguido perpetuar todos los males de la industria de la moda". 

No solo en el sector energético y en la industria de la moda encontramos empresas que ponen los beneficios económicos en primer término;  los regantes y las urbanizaciones turísticas de Doñana se comportan de forma parecida, las aerolíneas  intentan convencernos de que lo hacen muy bien...

Tal parece que la sociedad detesta escuchar tantas advertencias de la naturaleza y mira para otro lado:


Afortunadamente, tenemos muchos voces que intentan concienciar:

Por ejemplo, sabios reconocidos como Fernando Valladares , Antonio Turiel  y  Jorge Riechmann - por citar algunos - nos están avisando sin descanso de las dificultades que se nos avecinan, y existen numerosas iniciativas sociales como la Economía Solidaria pero parece que necesitamos mucho más tiempo del disponible para que estos mensajes calen...  

Incluso hay empresas que intentan tímidamente mitigar la crisis climática.

Si la cuestión climática se extiende también al mundo del trabajo, los efectos de divulgación se pueden multiplicar.  Se ha conocido la noticia de las manifestaciones de los trabajadores de una industria automovilística de Múnich, que han dado la voz de alarma sobre los efectos contaminantes de los componentes de los automóviles, incluido el almacenamiento de las baterías eléctricas, si no se toma en serio la investigación para paliar sus consecuencias.  

El ejemplo de la alianza entre el movimiento por el clima y los trabajadores de Múnich ofrece un ejemplo de cómo se pueden liderar las luchas en la industria del automóvil si se mantienen hombro con hombro, y, lo que es más importante, muestra cómo puede tener éxito la organización conjunta.  Un dirigente sindical de la fábrica de Múnich prometió que él y sus compañeros de lucha se encadenarían a las máquinas si fuese necesario.  Para él y todos sus compañeros de las plantas de Bosch y para todos lo que trabajan en las cadenas de producción y suministro de la industria automotriz, la lucha continúa y eso es igualmente cierto para el movimiento climático.  Por eso, al nombrar a su grupo Protección del Clima y Lucha de Clases, ciertamente, no prometieron una meta inalcanzable. (Martín Pallín, J.A., 2022: Los derechos de la Tierra. Una propuesta de Constitución).

Nos queda un rayo de esperanza.  Si a los científicos, ONG's y otras organizaciones concienciadas se empiezan a unir los trabajadores,  quizás consigamos entre todos que el mensaje tenga suficiente fuerza como para evitar el colapso.  Todos podemos poner nuestra gotita de agua para apagar el incendio.  Yo intento aportar facilitando que las organizaciones se gestionen aprendiendo de la naturaleza y de algunas otras formas que tengo a mano. ¿Quieres compartir aquí iniciativas recomendables que conozcas?  Te lo agradeceré :)