25 de septiembre de 2013

Divertimento: ¿En qué grupo ubicas a tu empresa?

Si miramos a la empresa desde un enfoque sistémico, que incluya personas,  objetivos, recursos, procesos, relaciones, etc., podemos representar el todo mediante una analogía que nos ayude a comprenderla en su complejidad.

Este mes celebramos el 194 aniversario del nacimiento de León Foucault, y vamos a rendirle un pequeño homenaje con este divertimento.

Se trata de que ubiques a tu empresa en uno de los siguientes cuatro grupos y, si lo deseas, nos digas por qué:

I:  Modelo "Péndulo"


(Si quieres ver el video completo, está aquí)


II:  modelo "Caos"



III:  Modelo "Catacaos"



(Si quieres ver el video completo, está  aquí )


IV: Modelo "Biomimético"    

 

18 de septiembre de 2013

El obispo simoníaco o el intrusismo en la política

Nada nuevo bajo el sol:  intrusismo profesional, política...
  
En la preciosa población de El Burgo de Osma  encontré un curioso ejemplo de intrusismo profesional que me quedó enredado en los recovecos de la memoria,  y aquí te explico brevemente por qué me cautivó la historia.

San Pedro de Osma, el obispo de la villa en el siglo XI, tiene un maravilloso sepulcro que recomiendo contemplar porque es una joya  gótica del siglo XIII. 

En el costado de la cabecera de la caja sepulcral se plasma el traslado de los restos mortales de San Pedro de Osma y su sepelio en la catedral, con asistencia de dos obispos y toque de campanas. Cuando van a colocar a San Pedro en su sepulcro lo encuentran ocupado por el obispo simoníaco Juan Téllez,  custodiado por el diablo. Entonces,   los prelados Beltrán y Esteban salen de sus respectivos sepulcros para enmendar la situación expulsando al intruso Juan Téllez. (Estudios del Patrimonio Cultural, nº 05, dic/10, revista digital www.sercam.es,  que he encontrado gracias al trabajo de Ángel Almazán).



El intruso Juan Téllez había comprado el cargo de Obispo, circunstancia escandalosa que provocó que los obispos legítimos se levantaran de sus tumbas.

¿Qué dirían Beltrán y Esteban si pudieran asomarse a nuestro siglo XXI, de los intrusos que pululan por nuestra sociedad? ¿Cómo puede ser que perfectos ignaros asuman puestos políticos de responsabilidad en cuyo seno se toman decisiones que nos afectan a todos?

¿Cómo es posible que exijamos a los ciudadanos preparación específica para prácticamente cualquier puesto de trabajo, y aceptemos políticos que carecen no sólo de la adecuada formación académica (que ya es escandaloso), sino de la más mínima ética (que es totalmente incomprensible)?

El obispo Pedro de Osma tuvo una formación compleja, diversa, profunda y prolongada para poder ocupar después su puesto de trabajo, de gran responsabilidad social en aquella época.  Y la formación en el sentido del deber y otros valores que ahora agrupamos bajo el epígrafe de ética tenían un peso importante en el proceso de formación.  (No entro ahora en la idoneidad de la ética de la Edad Media).

Nosotros hemos vivido muchos años en la cultura del "pelotazo" y el intrusismo en política es uno de los síntomas que aún perviven.  Esperemos que por poco tiempo más.  Pediremos a los prelados Beltrán y Esteban que nos ayuden a desalojar a los Juan Téllez de turno de los espacios que ocupan ilegítimamente...

 Una de las cosas buenas de este caso de intrusismo es que nos ha dejado una joya artística que me deleita cada vez que la remiro y recuerdo.  Te aconsejo que hagas lo mismo, y para animarte te dejo aquí un video sobre la historia y el arte de la villa. (Comienza a hablar de San Pedro de Osma en el minuto 18).
¿Quieres dejar tu opinión sobre el particular?

10 de septiembre de 2013

¿Es tu jefe un Noilamgip?

Noilamgip: Pigmalión al revés. ¿Es tu jefe un Pigmalión al revés?

:-) Está demostrado científicamente que el abejorro no puede volar. Es así porque la superficie de sustentación de las alas es muy pequeña en comparación con la superficie del abejorro, y, sobre todo, porque no se cumple el operador de Joukovski para el perfil aerodinámico. Pero como el abejorro no sabe todo eso... ¡vuela igual! 
Esta divertida frase que me ha llegado inopinadamente me ha hecho reflexionar sobre la responsabilidad que tenemos para con las personas de nuestro equipo.
Conozco responsables de equipo que utilizan el "efecto Pigmalión" para gestionar mejor los comportamientos y obtener buenos resultados.  Lo considero un planteamiento válido porque parte de la idea yo gano - tu ganas:  la persona objeto de este enfoque, la responsable del equipo y la propia empresa. 

Podemos ver aquí un ejemplo familiar que se puede extrapolar perfectamente al ámbito profesional:

¿Y que pasa cuando aplicamos el efecto Noilamgip?  Imaginemos el caso de una persona que  alcanza los objetivos, se relaciona adecuadamente, muestra comportamientos positivos, etc., y forma parte de un equipo cuya persona responsable acostumbra a tratarla con menosprecio, desdén, la minusvalora, la ignora, no acepta sus aportaciones, critica  habitualmente sus resultados, y, en una palabra, hace (consciente o inconscientemente) cuanto está a su alcance para amargarle la vida.

¿Qué pasa entonces? Si el efecto Pigmalión favorece el crecimiento, podríamos decir que el efecto "Pigmalión a la inversa" favorece la desmotivación, el recelo, el desapego, la tensión negativa, el  temor, etc., etc.

Sí.  Sí, pero... 

En muchas ocasiones es así, exactamente.  Pero no en todas.  Si yo tengo la desgracia de tener que relacionarme con un jefe así, puedo intentar modificar la situación.  No estoy diciendo que sea fácil, pero lo puedo intentar y en bastantes ocasiones funciona.  Voy a demostrar a mi jefe, con cortesía pero con determinación, qué tipo de trato acepto y qué tipo de relación quiero establecer.  Lo habitual que es que se sorprenda y después reflexione;  puede luego pedir disculpas, establecer un pacto, modificar el comportamiento sin hacer comentarios... incluso puede continuar como hasta la fecha, pero es frecuente que se produzcan pequeños cambios en la relación que poco a poco van a ir mejorando la convivencia.

Eso ocurre porque cada cosa que digo y cada cosa que hago está lanzando a los demás (también a mi jefe) mensajes sobre cómo quiero que se me trate, qué acepto y qué rechazo, de qué forma se pueden establecer conmigo las relaciones interpersonales.

Si tienes un jefe Noilamgip puedes plantearte la posibilidad de probarlo.

Es probable que te funcione, pero si no te funciona también habrás ganado algo:  ver la situación actual desde otra perspectiva, ahora te has demostrado que no te ha funcionado con este jefe pero que tienes una nueva herramienta para gestionar tus interrelaciones con otras personas.  Seguro que pruebas en otro contexto y vas mejorando la autoestima que ese personaje ha estado lastimando.

Incluso si decides no probar también habrás avanzado:  ahora, las cosas siguen como siempre porque tú has decidido no intervenir, lo cual es mucho más aceptable y te da fuerzas para mantener la situación mientras encuentras otra alternativa mejor.  Anímate, prueba.  O, al menos, decide no probar.  Pero decide tú cuál es el trato que vas a recibir a partir de ahora.  Y recuerda que una relación -  también con el jefe - es cosa de dos: tú también tienes una pequeña cuota de responsabilidad sobre la relación que se establece.
 Aquí te dejo un enlace a "El vuelo del moscardón" para amenizar la reflexión.  Es también un ejemplo de que las cosas difíciles se consiguen perseverando, como el tipo de relaciones que queremos establecer con los demás.

Y si tienes criaturas alrededor, quizás te apetezca explicarles una aproximación  a la idea del abejorro que no puede volar:  el patito feo

4 de septiembre de 2013

Si no les dejas pensar, ¿cómo quieres innovar?


¿Qué relación existe entre la libertad y la innovación?

En la Roma clásica las personas que producían eran esclavos, y posteriormente coloni semiserviles, que, obviamente, tenían pocos incentivos para innovar puesto que serían sus amos, y no ellos, quienes se beneficiarían de cualquier innovación.  Las economías basadas en la represión del trabajo y los sistemas como la esclavitud y la servidumbre carecen claramente de innovación.  Esto es así desde el mundo antiguo hasta la era moderna. 
  
Por ejemplo, en Estados Unidos, los estados del norte participaron de la revolución industrial, pero los del sur, no.  Evidentemente, la esclavitud y la servidumbre crearon una riqueza enorme para quienes tenían esclavos y controlaban a los siervos, pero no crearon innovación tecnológica ni prosperidad para la sociedad.  ("Por qué fracasan los países",  Daron Acemoglu y James A. Robinson)
Si estamos de acuerdo en que una empresa es una parte de la sociedad en la que vive, como una célula dentro de un cuerpo, podemos decir que en una sociedad inmovilista deberíamos encontrar empresas inmovilistas, y en una sociedad innovadora, empresas innovadoras.
Considero que esta última frase es cierta, pero la primera lo es sólo a medias: en una sociedad inmovilista puede crecer y desarrollarse una empresa innovadora, porque la empresa tiene mucha más movilidad que la sociedad en su conjunto:  ha de respetar menos normativas, tiene más flexibilidad para definir los objetivos estratégicos y reasignar los recursos, etc., etc. 

Y cuando una empresa hace eso sucede lo mismo que cuando una célula evoluciona:  poco a poco, el organismo / sociedad va evolucionando hacia esa nueva realidad más ventajosa en términos de supervivencia.
Éste es un momento precioso para evolucionar desde una empresa "inmovilista" hacia una empresa innovadora.  Y una de las mejores fórmulas es, como ocurre en la sociedad, favorecer la libertad de pensamiento y acción. 

En un marco de respeto, reconocimiento y compromiso bidireccionales, las personas se permiten pensar e ir avanzando.  Y con ellas, la empresa.  Y con las empresas, la sociedad.