28 de marzo de 2019

Corresponsables del hambre y el despilfarro alimentario

José Esquinas, profesor universitario que durante 30 años ha ocupado diversos puestos de responsabilidad en la FAO, es el autor de este precioso artículo y me ha dado permiso para copiarlo.  Espero que nos ayude a recapacitar, así que te agradeceré mucho si lo divulgas en tus redes.  Gracias por anticipado 😀

"Cada día mueren en el mundo 40.000 personas como consecuencia del hambre y la malnutrición. Y ese mismo día gastamos más de 4.000 millones de dólares en armamento. El hambre, hoy, en un mundo globalizado e interdependiente, no solo es una tragedia y una vergüenza evitable sino también la mayor amenaza de la humanidad, el caldo de cultivo que alimenta la emigración ilegal y la violencia internacional. Tenemos que entender que sin seguridad alimentaria nunca podrá haber paz ni seguridad mundial. Terminar con el hambre es, además de posible, una necesidad imperiosa.

La acertada campaña de una ONG para 2017 «El mundo no necesita más comida. Necesita mayor compromiso político e individual», es mucho más que un eslogan; es una gran verdad. De hecho, el mundo produce hoy un 60 % más de los alimentos que se necesitan para alimentar a la humanidad. El problema no es la falta de alimentos, como algunos pretenden hacernos creer, sino el acceso a los mismos. Los alimentos están en los mercados internacionales, pero no llegan a la boca ni a la mesa de los que tienen hambre. ¿Producir más? Sí, pero a nivel local.

En mi niñez, los alimentos eran sagrados: el pan que caía al suelo se recogía, se besaba y se comía. Hoy han pasado a ser meras mercancías. A nivel internacional, tras la  fusión Bayer-Monsanto, el 70 % de las semillas y el 65 % de los agroquímicos están en manos de tres grandes multinacionales. El alimento-mercancía es rentable si se vende, no importa que llegue o no al que tiene hambre.

El objetivo puramente mercantil es también producir mucho, no importa si el sistema de producción es o no depredador de los recursos naturales del planeta. Datos recientes muestran que la pérdida y desperdicio de alimentos (PDA) alcanza anualmente la cifra de 1.300 millones de toneladas, es decir, un tercio de la producción mundial. Pero lo que es aún más grave: en la producción de estos alimentos que no comerá nadie es que estamos utilizando al año 1.400 millones de hectáreas (28 veces la superficie de España), 250 km³ del agua dulce (1/4 del uso total de este recurso limitado), 300 millones de barriles de petróleo y que, con todo ello, estamos contribuyendo al cambio climático. Las consecuencias de este despilfarro se las pasamos a nuestros hijos malgastando los recursos limitados y perecederos en los que mañana debe basarse su alimentación.

Esto no es ajeno a nosotros. Solo en Europa las PDA supone 89 millones de toneladas al año y en España 7,7 (169 Kg por habitante y año), gran parte de los cuales van a la basura y muchos en envases sin abrir porque han caducado. Comprar más de lo que necesitamos y tirar las sobras a la basura nos hace corresponsables del hambre en el mundo hoy y mañana.

Es preciso desarrollar leyes y normativas que contribuyan a evitar este despilfarro, así como más información, formación y transparencia sobre sus causas efectos.

A nivel individual debemos reaccionar transformando nuestro carro de la compra en un carro de combate:  comprando solo lo que necesitamos, seleccionando alimentos saludables, ecológicamente limpios, socialmente justos, de cercanía y estacionales".

¡Bien por José Esquinas!  Necesitamos muchas personas así para ser corresponsables del cambio a positivo que necesitamos tan urgentemente. ¿Te unes?  Gracias.

Te dejo aquí algunos enlaces para que puedas ampliar datos si lo deseas:

La FAO premia a José Esquinas
José Equinas, el guardián de la biodiversidad agrícola para combatir el hambre y la pobreza

13 de marzo de 2019

Empresas que lanzan bombas

Imagen de Eva Reneses
Hemos perdido el control sobre la ciencia, el mercado y la tecnología.  Este fue el eje de la reflexión conjunta  ofrecida por parte del  Comité Científico  que asesora al Club Nuevo Mundo de Tendencias 21.   Participar como moderadora en un coloquio con Pedro Baños, Eduardo Costas y José Esquinas  fue una magnífica oportunidad de aprender a mirar el mundo desde tres visiones diferentes pero complementarias:  qué sabemos y cómo podemos aplicar esos conocimientos para mejorar nuestro mundo.  Te recomiendo que pinches el primer enlace para poder leer un resumen del coloquio.

 Estas tres extraordinarias personas son un buen ejemplo de que nuestra sociedad aún está a tiempo de cambiar el rumbo y no precipitarse en el desastre: personas comprometidas y generosas que ponen su saber al alcance de la ciudadanía para mejorar todo lo mejorable entre todos.  En el Club Nuevo Mundo estamos, además de agradecidos, exultantes con esta compañía, que nos ayudará a que nuestra labor sea más fructífera y práctica.

Y como cualquier reflexión puede tener más de una lectura, aprovecho las aportaciones de Pedro Baños (en su libro El dominio mundial.  Elementos del poder y claves geopolíticas) para buscar paralelismos con el mundo de la empresa.  Así que vamos a partir de este gráfico:

Pedro Baños. El dominio mundial

¿Cómo aplican las estrategias las empresas "del Pleistoceno?" (Que aún, ay, tenemos unas cuantas):

  1. Identifican el problema.  Correcto, cualquier empresa que haya sido capaz de permanecer un cierto tiempo en el mercado ha conseguido identificar el problema, de la índole que sea y en el ámbito en que se encuentre: el equipo interno, el ecosistema de proveedores, el ecosistema de clientes, la ciudadanía, la naturaleza...

  2. Buscan la solución. Pura lógica, cualquier empresa que haya identificado un problema intenta solucionarlo con sus propios medios o acudiendo a otras alternativas (préstamos, compras, alianzas, despidos, deslocalizaciones, etc. etc.)

  3. Venden la solución a los extranjeros. En nuestro caso, "los extranjeros" son, como bien indica el origen de la palabra, "los extraños": en función de la cultura de la empresa, pueden considerarse "extraños" aquellos grupos que no se ven como parte integrante de la empresa; por ejemplo, los empleados (les pago y ya está, ¿qué más pueden querer?), los clientes (a ver cómo les coloco este producto /servicio al mayor precio posible), los proveedores (si quieren seguir teniéndome como cliente, ya saben que tienen que apretarse el cinturón), la Administración (ya nos roban suficiente, es normal que intente evadir impuestos), la naturaleza (¿qué importancia tiene un poco más de humo / extracción de materia prima / explotación animal / tala indiscriminada.... si total luego vuelve a funcionar todo?).

  4. Si aceptan la solución, se convierten en aliados. Entonces pasan a ser  "mi plantilla", "mi cartera de clientes", "mi red de proveedores" "mi ayuntamiento / comunidad / país...", "mis fuentes de suministro".  Es decir, se han elevado un grado, ahora tienen denominación propia.  Y mientras estos "no extraños" con su propia denominación mantengan el statu quo, todo funciona de maravilla.

  5. Si la rechazan, caben dos opciones.  Veamos en nuestro caso:

  6. Si son estúpidos, se les vuelve a explicar la solución, pero más despacio y más alto (son extranjeros) En el caso de la empresa, aparecen los procedimientos para los empleados (se hace así, a ver si te enteras), largas parrafadas estandarizadas para  responder a quejas, preguntas y reclamaciones en el caso de los clientes (cuando ellos digan A, tú respondes 1; si dicen B, tú respondes 2),  pliegos de condiciones para los proveedores, un departamento - propio o externo - de asesores jurídicos para poder responder a la Administración  (hay varios criterios de interpretación de las normas jurídicas, busquemos el más favorable), incluso un comité de ética como respuesta a las quejas de ciudadanos defensores de la naturaleza (aplicamos la norma tal y cual, fíjate qué bien lo hacemos). Siempre hay un argumentario preparado para defender la solución escogida, solo hay que insistir porque, como es sabido, todos los demás son tontos.

  7. Si continúan rechazando la solución, son malvados. ¡Cuántos malvados ven las empresas "del Pleistoceno"!. Empleados desagradecidos a los que se ha estado manteniendo durante años, clientes que se van a la competencia a la menor oportunidad, proveedores que engañan en la calidad del producto o servicio, Administración que se saca de la manga decretos y más decretos, naturaleza que no se deja domeñar (o más bien no se dejan sus defensores)... todo un complot orquestado en contra de los intereses de la empresa.  Traición por doquier.

  8. Si son malvados, ¡hay que bombardearlos!  ¿Qué hacer ante tanta traición? Defenderse con todas las armas posibles, incluso con bombas. Sanciones y despidos a los empleados, persecución mediante call centers, correos, etc., invadiendo su espacio personal a los clientes, ajustes de precios y condiciones o ruptura de acuerdos con los proveedores (para reemplazarlos frecuentemente por otros de países en vías de desarrollo que se colocan en el punto 4), formar lobbies de presión ante la Administración  y buscar puntos negros de los políticos en sus vidas privadas para chantajear, explotar al máximo los recursos de la naturaleza antes de que cambien las leyes mientras se utilizan las redes sociales en contra de los activistas...  Todo un despliegue de inteligencia, tiempo y recursos para atacar a una pretendida realidad que se vive como malvada, exactamente. 
Vieja hilando.  Murillo, Museo del Padro.
 Menos mal que el número de empresas de este tipo va disminuyendo.  Los modelos de gestión basados en la RSC y en la ética van calando.  Cada vez hay más empresas que no solo proclaman sus valores, sino que los aplican en todas sus estrategias y actividades.  Cada vez hay más ciudadanos que exigen a las empresas estos planteamientos éticos.  Cada vez vamos un poco mejor.  Despacio, pero avanzamos.  Como dice el refrán,  poco a poco hilaba la vieja el copo.

Esperemos que en un plazo razonable todas las empresas hayan hilado su copo.  Y no olvidemos que los ciudadanos tenemos un arma mucho más potente que las bombas para cambiar la realidad: nuestra cartera.  Comprando los productos / servicios de empresas éticas hacemos de catalizadores para alcanzar esa sociedad mejor que todos deseamos. 

¿Contamos contigo?


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