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Mosa, una de las gatas que vive con nosotros, tiene muy claro que nos contrató para que le abramos la puerta, le procuremos comida y confort y le mimemos sólo cuando ella lo solicite.
Es pequeñita pero peleona, por lo que a veces ocurre que vuelve de sus correrías herida o maltrecha. Entonces, nosotros variamos nuestras rutinas para poder atenderla, darle su medicación a las horas señaladas, etc. Ello significa coordinar las agendas de los habitantes de la casa, prescindir de ratos de ocio e introducir variaciones que no siempre las integra todo el mundo de buen grado al primer intento.
Mosa se comporta como algunas personas en su trabajo: pendiente de sus propios intereses, colabora sólo cuando le interesa y por lo general ni siquiera se plantea qué perjuicios puede ocasionar a los demás empleados, departamentos o a la propia empresa. Todas sus aportaciones serán puntuales y ligadas directa o indirectamente a los beneficios que pueda obtener.
Cuando una Mosa se comporta así, está forzando que otros compañeros / equipos carguen con trabajo extra, el ambiente de trabajo se enrarezca, surjan agravios comparativos y reivindicaciones... y en consecuencia se resientan la calidad, los costes y la satisfacción del cliente.
Laztana, la última perra que vivió con nosotros, siempre estaba dispuesta a hacer lo que le pidiéramos: aceptaba ir al bosque o quedarse en casa, mimos o quedar relegada a un segundo plano, cambios horarios cuando era preciso, variaciones en la comida y cualquier tipo de novedad que nosotros introdujéramos.
Un ser tan amoldable también puede acarrerar algún inconveniente: si bien es mucho más fácil la convivencia y el establecimiento de lazos afectivos, provoca involuntariamente situaciones en las que el resto de personas / departamentos asumen sobreesfuerzos ligados precisamente a la relación afectiva con la Laztana de turno, no con los objetivos corporativos: traslados o ceses que se posponen indefinidamente, reparto irregular de cargas de trabajo que recompensan emocionalmente a Laztana, vínculos dentro del grupo de trabajo centrados únicamente en el bienestar del equipo...
Obviamente, ni las Mosas son tan egoístas ni las Laztanas tan pasivas, pero son una buena caricatura de comportamientos habituales en una organización.
¿Qué podríamos aconsejar al responsable de liderar un equipo en el que aparezcan comportamientos Mosa y Laztana?
Fomentar comportamientos tipo GATPER: gato + perro.
GAT: Iniciativa, autonomía, claridad en los objetivos, perseverancia, asertividad... (puedes completar la lista con las cualidades de los gatos);
PER: facilidad de trato, calidez, cohesión de equipo, capacidad de sacrificio, generosidad, predisposición, lealtad... (puedes completar la lista con las cualidades de los perros).
¿Y cómo se pueden fomentar comportamientos GATPER? Hay muchas fórmulas y ninguna funciona en todos los contextos / situaciones, pero me gusta especialmente un "elixir" compuesto por pequeñas cantidades de las experiencias y el criterio de cada usuario más grandes dosis de dos elementos "mágicos":
- Que las personas de mi equipo me vean frecuentemente practicando comportamientos GATPER;
- Que les "pille" haciéndolo bien y se lo reconozca públicamente.
¿Qué otros ingredientes añades tú normalmente? Ayúdame a mejorar la fórmula, muchas gracias.