Hasta donde yo sé, comenzamos a llamarlo Departamento de Personal. Era un nombre muy adecuado en una época en que "Personal" se refería exactamente a un conjunto más o menos amorfo de personas que se gestionaban pensando únicamente en términos de obediencia, reglamentos y obligaciones. La filosofía subyacente era clara: había alguien que sabía qué había que hacer y ordenaba que se hiciese. "Alguien" era la única persona que tenía consideración de tal, mientras que el resto era un rebaño conducido de acuerdo con los reglamentos internos redactados al efecto.
A medida que la sociedad fue avanzando el departamento cambió de nombre: se comenzó a hablar del Departamento de Recursos Humanos. Las personas como recursos era una nueva visión que se apoyaba en la creencia de que eran capaces de aportar imputs adecuados para la consecución de los objetivos corporativos. Ello propició una visión más próxima a la persona, en tanto en cuanto se tenían en cuenta las características de las personas para mejor obtener beneficios. Y, como para cualquier recurso, se estipularon formas estándar de gestionar. En una sociedad utilitarista y materialista era un buen enfoque, y al menos tenía la peculiaridad de reconocer algún valor a la persona.
Una etapa social posterior, vigente aún pero que comienza a periclitar, es contemplar a la persona como tal: una persona tiene entidad propia, lo que significa que se le respetan sus derechos y se le reconocen sus peculiaridades: inteligencia, iniciativa, voluntad... Así que parece adecuado pensar en un departamento denominado Personas: Gestión de Personas, Dirección de Personas, etc. En este contexto, el modelo se basa en ofrecer un marco idóneo para que la persona pueda dar lo mejor de sí y de esta forma contribuir más eficientemente a la consecución de los objetivos corporativos.
Es una denominación comúnmente aceptada porque pone el foco en la persona, eje central de nuestra sociedad actual. La persona y sus derechos, sus necesidades, sus expectativas, conforman las políticas sociales, la educación y otras consideraciones que se plantea nuestra sociedad.
Pero afortunadamente la sociedad continúa evolucionando, de forma que esta denominación también debería ser cuestionada. Ahora sabemos que las personas no pueden ser gestionadas ni dirigidas, porque en el fondo es sólo un "apaño" de los poscionamientos anteriores: la base es común, "algo" que se puede mover desde fuera.
También tiene otra limitación: si nos centramos en la persona, estamos centrándonos en sólo una parte del conjunto que conforma la organización: hablamos a menudo de Responsabilidad Social Corporativa para referirnos a un modelo de gestión que tiene en cuenta a todos los partícipes, y en este contexto contemplar a la plantilla como un todo puede provocar más de una incoherencia.
Así pues, mi propuesta es denominar al departamento Aportaciones Internas. Este nombre presenta dos ventajas:
- Gestionamos las aportaciones, no las personas. Así que nuestro posicionamiento se basará en los logros obtenidos por las personas en el marco de las estrategias corporativas, por lo que será más fácil y transparente cómo asignamos los recursos (económicos, de espacio, de tiempo, de desarrollo, etc.) para facilitar las mayores aportaciones. (Damos por supuesto que se parte de la base de que una gestión responsable de las aportaciones tiene en cuenta el respeto hacia la persona, puesto que es el único medio de conseguir resultados verdaderamente positivos).
- Si hablamos de Aportaciones Internas queda implícito que existen Aportaciones Externas: los clientes, proveedores, accionistas, administraciones, organizaciones diversas hacen sus respectivas aportaciones para que la organización alcance sus objetivos estratégicos. Está claro que gestionar esas aportaciones no es responsabilidad directa de nuestro departamento, pero sí el tenerlas en cuenta para que todas las personas de la plantilla comprendan e interioricen la idea de que la organización no puede vivir sin mantener un equilibrio entre el interior y el exterior, y de que su papel es primordial en este planteamiento. Al igual que una célula en un cuerpo humano, el intercambio armónico de sales, oxígeno y otros nutrientes garantizan la vida. Y si conseguimos esta visión sistémica es seguro que las contribuciones serán mucho más ajustadas a las necesidades actuales y futuras de la organización como parte de una sociedad a la que aporta y de la que recibe para seguir manteniéndose viva y sana y sintiéndose parte y corresponsable de dicha sociedad, que diseñamos y mantenemos entre todos.
¿Adoptarías este nombre para tu departamento de "Recursos Humanos"?
A mi lo de RRHH me suena fatal pero creo que lo de la CONTRIBUCIÖN suena peor , solo hay que ver lo que dice el diccionario (solo se salva la segunda acepción)
ResponderEliminarcontribuir v. intr.
1 Dar una cantidad de dinero como pago de un impuesto: contribuye con el 18 % de su sueldo.
2 Ayudar, colaborar o participar en el logro de un fin: el viento ha contribuido a la propagación del incendio.
3 Entregar una ayuda voluntaria a un determinado propósito.
4 Entregar voluntariamente una cantidad de dinero o un conjunto de medicinas, alimentos, ropas u otros objetos para que con ellos se ayude a cubrir las necesidades de otras personas. colaborar.
OBS Se conjuga como huir.
Diccionario Manual de la Lengua Española Vox. © 2007 Larousse Editorial, S.L.
Yo estaba pensando en la segunda acepción, claro. De todas maneras, tengo que admitir que en principio había pensado en la palabra "aportación", pero la abandoné cuando se me ocurrió que las siglas podrían ser AI, lo que todo el mundo conoce como "inteligencia artificial" :-)
ResponderEliminarSi estás de acuerdo con la idea, acepto encantda otros nombres que la recojan.
Hola Edita, Interesante debate...en una reciente entrevista Itamar señalaba que se había tenido mas en cuenta a las personas como recursos que a los recursos de las personas.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con la reflexión que planteas aunque, con una concepción mas líquida de las organizaciones el aspecto que señalas creo que hace mas incapié en el enfoque de las personas como recurso, como valor añadido......aunque igual resulta que a estas alturas los departamentos de RRHH tienen que ir diluyéndose, que su función/evolución ha sido útil en la transición tanto política, como hacia organizaciones del conocimetnto y la creatividad.
Un saludo
Jorge Martínez
Me gusta mucho tu reflexión, Jorge, aporta un nuevo enfoque al debate que he comenzado. Y me alegro de que te guste Itamar, soy fan :-)
ResponderEliminarUn abrazo
Hola.
ResponderEliminarTengo 40 años de experiencia en este contexto. Inicié cuando Recursos Humanos en las empresas se llamaba Departamento de Relaciones Industriales y me ha tocado navegar por los distintos enfoques y denominaciones que se le han dado a esta área de las organizaciones. Personalmente considero que este departamento deberá desaparecer en algún tiempo y sus funciones serán asumidas por los jefes de las distintas áreas, bajo la denominación de Gestión del Talento, buscando la integración plena de las personas en la organización.
La Gestión del Talento debe partir desde la comprensión de la Misión organizacional y su asimilación de quienes colaboran en la empresa para lograr, junto con los directivos, un pleno desarrollo personal y organizacional.
Pues es muy probable, porque conozco varias empresas que han adelgazado el Departamento para dar cada vez más protagonismo a los responsables de los demás departamentos. Me parece un buen enfoque, porque la proximidad favorece conocer mejor a las personas y la forma de impulsarlas para conseguir su implicación y buenos resultados.
EliminarMe parecen muy interesantes todas las intervenciones y quiero enriquecer el debate con la conclusión a la que he llegado, por el momento, tras 24 años de experiencia en este campo.
ResponderEliminarCreo que la pregunta clave no es ¿cuál es el nombre más adecuado? sino ¿porqué existe el departamento? Si nos la respondemos tenemos inmediatamente el nombre. La respuesta me parece que no puede ser global sino específica para cada empresa. El tipo de negocio, cultura, contexto y carácterísticas de las personas de la empresa nos dan las claves para responder.
Qué interesante, Roberto! Creo que el hecho de dar nombre a algo ya le confiere legitimidad y comienza a existir como ente, pero también estoy de acuerdo en que tenemos que preguntarnos por qué existe el departamento. Conozo una organización formada por varias empresas que se hicieron una pregunta parecida y como consecuencia redefinieron el departamento formando un bloque de "servicios comunes" para todas las empresas (selección, retribución...) y además cada empresa elegía su propio modelo para sus servicios específicos. Ahorraron dinero y ofrecieron un mejor servicio a la organización. Y ésa es sólo una posible forma de organizar el departamento....
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