El discípulo, después de peregrinar por el mundo, se acercó a su maestro y le dijo:
Sin embargo, con los ricos es otra cosa. Es muy difícil acercarse a ellos: viven en palacios, tienen guardias, y, cuando al fin uno está delante de ellos, ni nos miran y piden que sea breve, porque tienen muchas cosas que hacer.
El maestro le dijo: Acércate a la ventana. ¿Qué ves?
- Veo a una señora con un niño. Y un coche que va al mercado.
-Bien. Ahora ponte delante del espejo. ¿Qué ves?
- ¡Venga ya, Maestro! Qué voy a ver, ¡a mí mismo!
- Pues ya ves: la ventana está hecha de cristal y de cristal está hecho el espejo. Basta con poner un poco de plata detrás, y uno ya solo se ve a sí mismo y no ve a los demás. Eso pasa con las riquezas de los ricos.
Esta preciosa alegoría es muy apropiada para la crisis que estamos viviendo, producto de la avaricia de unos pocos que están destrozando el mundo de todos, y también de la estulticia de todos nosotros que nos hemos dejado llevar por sus cantos de sirena.
A ver si con este escarmiento llamado coronavirus nos planteamos cómo vivimos, cómo derrochamos, cómo dejamos en la cuneta a millones de seres humanos, cómo martirizamos a millones de animales, cómo esquilmamos la naturaleza.... y somos capaces de vivir sin la plata que hemos colocado detrás del espejo.
Me encantaría conocer tu opinión sobre el particular, ¿te animas? Gracias por anticipado :)
--------
Enlaces relacionados:
Tenemos que bajarnos los humos
Corresponsables del hambre y el despilfarro alimentario
Derechos, responsabilidades y bien común
Incendios forestales: el lento magnicidio del planeta
¿Hacia una nueva gobernanza mundial?
La forma más segua de predecir el futuro es crearlo
Aprender a vivir en lugar de dominar
Cuanta verdad!!
ResponderEliminarMuy agradecida, amable lector (a) :)
EliminarMe gusta y tiene toda la razón,pero tener la razón hoy en día no le dan valor
ResponderEliminarAgradezco su interés, amable desconocid@ :)
ResponderEliminar