Últimamente me como el coco cada vez más a menudo a propósito de los productos o servicios que consumo. Más exactamente, a propósito de lo que las marcas nos explican y lo que sé / intuyo al respecto.
Dos ejemplos recientes:
No sé si se trata de greenwashing o no, pero en cualquier caso todos esos avances que pregonan suscitan en los clientes preguntas relevantes cuyas respuestas pueden afectar a sus resultados, del tipo:
- ¿Hasta qué punto es ético comprar vía internet un producto perfectamente prescindible (lo son la mayoría) sabiendo que traérmelo hasta mi casa supone un gasto energético por parte del transporte? ¿Cuánto cuesta realmente en términos de respeto al medio ambiente que una furgoneta haga un viaje solo para acercarme un paquete minúsculo? Y eso suponiendo que no tenga que hacer dos viajes por ausencia del destinatario o que devuelva el producto, opción siempre presente que se presenta como opción en el reclamo de venta.
- ¿Hasta qué punto es ético esquilmar el planeta comprando un producto prescindible, que ha polucionado desde su fabricación y almacenamiento hasta su distribución "uno a uno"?
- ¿Hasta qué punto es ético comprar un producto de "alimentación" que no aporta nada positivo a mi organismo y a cambio exige cantidades ingentes de agua, tierra cultivable, largos procesos industriales, enormes esfuerzos de almacenamiento y distribución, etc. etc.?
- ¿Hasta qué punto es ético que yo apoye - comprando esos productos o servicios - la existencia en el mercado de marcas que, a pesar de sus esfuerzos en materia de sostenibilidad, ofrecen algo cuestionable desde el punto de vista de la salud, perfectamente prescindible y que además es nocivo para el planeta?
- ¿Hasta qué punto puedo considerarme corresponsable de que miles y miles de personas se queden sin trabajo si dejo de consumir esos productos/servicios?
- ¿Hasta qué punto tengo suficientes elementos de juicio para tomar una decisión acertada?
- ¿Dónde está el punto medio de equilibrio entre la necesidad de permitirme caprichos y el pepito grillo que me pone de relieve tantas incoherencias?
Vivimos en una sociedad desenfrenada, derrochona, egoísta, cortoplacista, con valores distraídos y perniciosa para la salud del Planeta. ¿Cuánto tiempo más vamos a seguir viviendo así? ¿Cuántos esfuerzos personales estoy dispuesta a hacer para cambiar este terrible derrotero? ¿Cuánto tiempo puedo seguir haciéndome miles de preguntas antes de adquirir un producto/servicio sin acabar locuela perdida? ¿Dónde pongo la barrera entre lo que deseo, lo que necesito, lo que consumo?... y todas esas preguntas me sugieren otra:
¿Qué cosas podemos hacer los ciudadanos para apoyarnos unos a otros y conseguir poco a poco desterrar del mercado marcas que ofrecen sostenibilidad insostenible?
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Buen artículo!!
ResponderEliminarMuy agradecida, Elisa :)
EliminarUnas preguntas que duelen de sólo formularlas
ResponderEliminarEs cierto, tenemos muchas preguntas doloorosas que hacernos... Muchas gracias por tu interés, Charo :)
EliminarHola Edita, yo pensé lo mismo al oír sus ponencias.
ResponderEliminarBuenas reflexiones.
Yo añadiría otra: ¿Hasta qué punto es inteligente comprar sólo vía internet teniendo comercio de proximidad? Aparte de impactar negativamente al medio ambiente contribuimos a que nuestras ciudades pierdan vida
No puedo estar más de acuerdo, Mentxu, y es algo que practico siempre que puedo.
EliminarMuchísimas gracias por leer el artículo :)
En esta sociedad en la que vivimos y al ritmo que va, la palabra #sostenibilidad se está haciendo más compleja cada vez...
ResponderEliminarInteresante artículo, como siempre, de @EditaOla
No puedo estar más de acuerdo, Amaia. Muchas gracias por leer el artículo y por aportar tu valioso punto de vista :)
EliminarMuy bueno Edita, muy bueno. Has dado en el clavo: los productos y servicios. Esa es la nueva frontera y no va a ser facil. Gracias por ser tan honesta. Besos.
ResponderEliminarMuchas gracias a ti por tus cálidas palabras, tu cercanía y tu bonhomía, Antonio :)
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