3 de septiembre de 2019

A favor del Planeta

Todos somos conscientes de que nuestro planeta pasa por graves dificultades: los mares están infestados de plásticos, el permafrost está desapareciendo, cada vez tenemos menos selva, la temperatura aumenta de forma continuada…

Los organismos internacionales y los gobiernos nacionales toman medidas muy plausibles aunque no todas de probada eficacia: pueden carecer del presupuesto necesario, estar diseñadas para conseguir logros a muuuuy largo plazo, se pueden ignorar o tergiversar en función de intereses políticos…  no es suficiente.

Básicamente,  no tenemos un Planeta B, y todas esas soluciones son meros parches que no atacan lo esencial:  nos hemos olvidado de que nosotros también somos naturaleza y de que todo lo que hacemos, por tanto, afecta a la naturaleza. Nuestra visión antropocéntrica, consolidada a lo largo de siglos de cultura, nos impide ver algo tan elemental que nos está destruyendo.

Cuando realmente aceptemos esta olvidada realidad podremos poner en marcha programas adecuados para detener la catástrofe y remediar en lo posible tantos daños infligidos al planeta que nos sustenta.

Y en este lance haríamos muy bien en integrar a las empresas: no olvidemos que las empresas, a nivel global, tienen a menudo más peso - y por tanto más capacidad de decisión - que muchos gobiernos. Un dato:  69 de las 100 principales entidades económicas del mundo son empresas y solo 31 países, de acuerdo con los datos de Global Justice Now 2016.

Estamos, pues, ante una oportunidad de oro para que las empresas, además de buscar legítimos beneficios, se impliquen en esta lucha estratégica.  Un modelo de negocio que aplique la Responsabilidad Social Corporativa está muy bien y resulta muy útil al efecto, podemos felicitarnos por tener tantas organizaciones en este ámbito.

Podemos conseguir, además, que las empresas comiencen a olvidar la visión antropocéntrica y
El Mundo de Ptolomeo

vayan adoptando una cosmovisión que impregne el modelo de negocio para seguir siendo rentables diseñando nuestras actividades desde una postura de humildad que reconozca que somos naturaleza, pertenecemos a la naturaleza y todo lo que hacemos afecta a la naturaleza.

Una nueva generación de organizaciones que gustamos de llamar biomiméticas.  Al fin y al cabo, ya nos avisó Einstein: mirar profundamente a la naturaleza es la forma de entender todo mucho mejor.  ¿Para qué perder recursos y energía intentando descubrir cómo hacerlo, si la naturaleza ya lo descubrió después de miles de años de ensayo y error? Votemos, pues, por las organizaciones biomiméticas.  Seguro que el rescate del planeta avanzará a buen ritmo.

4 comentarios:

  1. Miguel Foraster4/9/19

    Gracias Edita per este artículo tan edificante. Un cordial saludo

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    1. Muchas gracias a ti por tu interés y tu compañía, Miguel :)

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  2. Edita muy buena reflexión como siempre ojala comiencen a surgir muchas organizaciones biomiméticas que en sus actividades no dejen de incluir el cuidado de nuestro bello planeta!! como bien decis no tenemos planeta B

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    1. Muchas gracias por tu tiempo, tu atención y tus aportaciones, Marcela :)

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