13 de enero de 2019

Sobre vacas y eunucos

¿Por qué nos cuesta tanto dejar de tratar a  los animales como si fueran máquinas?

Dos esclavos del visir han recibido la orden de "preparar" nuevos eunucos para custodiar a las mujeres del serrallo.  Uno de ellos es ducho en el asunto y mantiene con el otro el siguiente diálogo:    

  • Es muy sencillo, solo tienes que inmovilizar al esclavo y triturarle los testículos machacándolos entre dos piedras.
  • Pero eso puede ser muy doloroso, ¿no?
  • No, si tienes cuidado de no pillarte los dedos entre las piedras.

 Este viejo chiste me viene a veces a la memoria cuando pienso en qué está haciendo esta sociedad a las vacas (aunque podríamos hablar de muchos más animales, claro): no tenemos ningún reparo en torturar a los animales si el objetivo es conseguir leche en la mayor cantidad posible y de la mejor calidad posible.

Eso sí, la tortura ha de ir envuelta en capas y capas de conocimientos apropiados  para demostrar que somos especialistas en aplicar procedimientos que garanticen que el serrallo está bien custodiado para satisfacción del visir; digo, que la sociedad esté controlada para que siga consumiendo grandes cantidades de leche y satisfaga así los propósitos de los empresarios del sector lácteo.

El triturado testicular se llama ahora bienestar animal. Una vaca esclava está sometida a constante estrés físico y emocional, es decir, sufrimiento crónico;  por lo general pasan horas y horas encerradas cuando no atadas y prácticamente inmovilizadas;  es casi imposible que tengan contacto entre ellas, se les taladran las orejas, en ocasiones se les amputa el rabo, se les cuelgan pesados  y ruidosos cencerros si se les es permitido salir al prado… y todo ello para mejor control de la producción.  Sí, has leído bien, de la producción. Exactamente igual que la fabricación de bicicletas, pongamos por caso: todo "procedimentado", medido, controlado, verificado y con trazabilidad, para asegurar la calidad deseada del producto final.

Ahora que la sociedad está cada vez más concienciada de los abusos que perpetramos contra los animales no humanos, el consumo de leche está cayendo constantemente.  Así que el sector lácteo ha decidido convencernos de que esa máquina de la que se obtiene leche está tratada con criterios científicos de bienestar animal.

Por ejemplo,   Sandra Montejano, responsable de  Industria Agroalimentaria y Distribución  de AENOR, nos explica en el artículo  Bienestar animal y leche de pastoreo: garantías para el consumidor que  en el Protocolo Welfare Quality® se han definido cuatro principios: buen alojamiento, buena alimentación, buena salud y comportamiento apro­piado. Dentro de estos principios, se han identificado 12 criterios: ausen­cia de hambre prolongada, ausencia de sed prolongada, confort durante el descanso, confort térmico, facilidad de movimiento, ausencia de lesiones, ausencia de enfermedades, ausencia de dolor causado por el manejo, ex­presión de la conducta social, expre­sión de otras conductas, buena rela­ción hombre-animal y estado emocio­nal positivo. Al ser medidas basadas en el propio animal, el protocolo se puede utilizar en los distintos sistemas de cría o marcos normativos ya que, será el propio animal, el que mues­tre su estado.

Seguramente para cumplir con ese protocolo se  viola a la vaca repetidamente para preñarla, cuando pare le retiran la cría  a pesar de que los mamíferos establecemos fuertes vínculos madre-hijo,  si la cría es macho se destina al matadero y si es hembra a ser esclava como su madre;  la leche que debería ser para el ternero se extrae por procedimientos mecánicos como quien aprieta un tornillo, y tantos otros aspectos de bienestar animal que la longevidad de las vacas esclavas es de unos cinco años cuando en la naturaleza viven unos veinte.

Antoni Dalmau, de la  Unidad de Bienestar Animal , Institut de Recerca i Tecnologia Agroalimentàries (IRTA) y  David Verano, Gerente Agroalimentario de AENOR, nos explican en  Buenas prácticas para el bienestar animal que el nuevo esquema de certificación de AENOR de Bienestar Animal tiene por ob­jetivo asegurar que los animales cuentan con una buena alimentación, buen aloja­miento, buen estado de salud y un compor­tamiento apropiado para las necesidades de su especie (Pues menos mal, ¿qué sería de ellos sin estas buenas prácticas?).

También detallan que el Bienestar Animal debe ser uno de los pilares de la pro­ducción ganadera ya que, además de la necesidad de dar respuesta a una legislación cada vez más exigente, la aplicación de unas buenas prácticas en esta materia tiene un impacto di­recto en la calidad del  producto. Asi­mismo, influye en la reducción de los costes de producción, haciendo posi­ble modelos más eficientes y sosteni­bles, conseguir una mayor concentración de la energía disponible del animal en producción con la reducción de la intensidad y frecuencia de las res­puestas de estrés, grandes consumi­doras de energía. Parece que estemos leyendo un procedimiento para el mantenimiento de una máquina de la planta de producción.

Este planteamiento fabril no ocurre solo en España: mira lo que están haciendo en Rotterdam.
Parece claro que este enfoque se basa ¡todavía! en recomendaciones diversas de la Biblia tomadas al pie de la letra.  Wagensberg lo explica muy bien:




Afortunadamente, la sociedad va avanzando poco a poco; La RAE ha incluido  en nuestro diccionario el término ‘especismo’, después de una campaña social en Change.org. Así se define la «discriminación de los animales por considerarlos especies inferiores».

En este sentido, Pablo Herreros Ubalde nos explica que muchos  etólogos comparten cada vez más la idea de que los seres humanos, como tenemos una consciencia más amplia de la naturaleza, tenemos la responsabilidad de cuidar de otros animales y que vamos concienciándonos cada vez más.   Creo que este cambio de rumbo está más ligado a la ética en general que al respeto a la naturaleza en particular.  El gran filósofo Jesús Mosterín ya nos ponía el dedo en la llaga:




Afortunadamente, la juventud está más concienciada cada día y aprovecha la tecnología disponible para divulgar su parecer y hacernos reflexionar.   
 
 
una imagen muy didáctica sobre la diferencia existente entre la realidad y la publicidad


Y una opinión reconocida, la de Juan José Millás : Si ha notado usted que los lácteos le saben a presidio, aquí tiene la respuesta.

¿Cuál es tu parecer sobre el particular?

8 comentarios:

  1. Jorge Harmat14/1/19

    Terrible!!
    Yo no consumo leche desde hace años
    Un abrazo!!

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    1. Gracias a ti, me imaginaba que estás en el grupo de los "respetuosos" con los animales :)

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  2. Esteban Larreta14/1/19

    Es un tema interesante, estos días pasados lo hablamos mientras cenábamos. Y es un tema que da para muchas reflexiones. No solo las obvias. Gracias por compartir.

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  3. Miguel Foraster14/1/19

    Apreciada Edita: Es muy triste la manera en que se trata a los animales, dicho sea en conjunto. Como dice bien el científico Jorge Wagensberg a quien citas quizás debería concordarse una enmienda al texto de la Biblia del libro de Génesis capítulo 1, versículo 28. Sin embargo, también podría ponerse en valor que la misma Biblia contiene otros textos que exhortan a los humanos a tratar bien a los animales.
    Por ejemplo, en el libro de Proverbios escrito por Salomón, en el capítulo 12, versículo 10, dice: “El justo está cuidando del alma de su animal doméstico, pero las misericordias de los inicuos son crueles”. En la Torá se prescribe que el sábado, día semanal de descanso, también los animales debían descansar (libro de Exodo, capítulo 23, versículo 12); incluso, si un animal tenía algún problema o enfermedad en día de sábado, los humanos debían de socorrerle a pesar de ser día de descanso (evangelio de Lucas, capítulo 14, versículo 5). Por otro lado, este libro sagrado para muchos, prescribe que los humanos deben dar un trato considerado a los animales, pudiéndose citar como ejemplo que no debían sobrecargarse las bestias de carga (Exodo 23:5); debía dejarse que el buey comiera mientras trillaba grano (Deutoronomio 22:10); no debía ponerse bajo el mismo yugo a un buey y a un asno para evitar que la distinta fuerza de cada uno lesionare al otro (Deuteronomio 22:10). ¡Cuánto camino nos queda por hacer para que los animales sean tratados de acuerdo a su condición!. Gracias por tu gentil envío. Un cordial saludo de Miguel Foraster.

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    1. Agradecidísima a tus aportaciones, Miguel, siempre es un placer aprender de ti.
      Todo lo que explicas sobre textos de la Biblia me hace pensar en un principio se respetaba más a los animales que ahora (supongo que al haber menos medios económicos era más difícil conseguirlos), lo cual no invalida la idea de Wagensberg, porque al fin y a la postre, aunque mejor cuidados, los animales se veían como esclavos.
      Un abrazo

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  4. Yolanda Alba19/1/19

    ME TIENE USTED FASCINADA CON ESTOS POST!!!! gracias

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