16 de octubre de 2018

¿Conoces la teoría de la boina?


Retomo aquí mi antigua "teoría" de la boina para que pensemos juntos en algo serio pero informal, para distender y disfrutar mientras avanzamos. Si te gusta, me encantaría algún comentario tuyo.  Muchas gracias por anticipado. 💓

Soy vasca y, como muchos vascos de mi época, crecí con una boina encasquetada a rosca.

Una boina encasquetada a rosca es mucho más que un pedazo de lana:  te dirige la mirada y el pensamiento hacia una realidad estrecha y monolítica, más allá de la cual solo hay seres desdeñables.

A lo largo de los años he ido utilizando sombreros, gorras, pañuelos, viseras...  y me he percatado de que, en general, cuanto más reducido y liviano es el tocado más posibilidades tengo de dejar que mi cabeza y mi corazón se abran para captar y aprehender toda esa maravillosa variedad de seres que nos rodean.

Y el último descubrimiento fue éste:  si menos es más, cero debe de ser infinito 😜 ¿Por qué no prescindir de los tocados?  Así no constriño mis neuronas y permito que se aireen y regeneren.  Conclusión:  mejor sin tocado.

Pero los tocados también tienen su utilidad, obviamente, como toda simbología:  nos ayudan a entender el contexto cultural de la persona que lo lleva, su estatus dentro de su entorno, los valores que encarna en esos momentos para su comunidad....

Y nos hemos ido acostumbrando a identificar a una persona por su tocado. Confundimos a menudo "esta persona es..." con "esta persona lleva ahora la gorra de..."  Así que, como nuestro cerebro siempre tiende a encontrar la fórmula más sencilla, nosotros mismos nos hemos amoldado a identificarnos con nuestra gorra.  


Cuando nos presentamos sin este accesorio estamos permitiendo que las demás personas se asomen a toda nuestra riqueza personal, lo que generalmente propicia una interrelación cálida, próxima, gratificante y generadora de nuevas realidades.  Ahora sí, y no antes, funciona estupendamente ponerse la gorra que toque en ese momento:  es bueno que el interlocutor pueda enmarcar adecuadamente el contexto en el que vamos a mantener la relación.

 Enmarcar el contexto es una sana costumbre que ayuda a que todos los interlocutores comprendan qué se puede y qué no se puede aceptar, qué papel va a asumir cada persona en ese contexto, qué se espera conseguir con la cooperación de todos... una forma magnífica de conseguir altas cotas de compromiso.  Compromiso =3R,  una sencilla fórmula aplicable en cualquier situación de interrelación.  Seguro que enseguida descubres dónde y cómo usarla 😎 .

 Así que la receta sería algo así como: 


 ¿Hasta qué punto estás de acuerdo?

4 comentarios:

  1. Estoy totalmente de acuerdo contigo. ¡Gracias por tu reflexión que me ayuda a pensar a mí también!
    Las personas tenemos que tener una mente abierta, tolerante y flexible a la diversidad. Yo, aunque me siento muy orgullosa de ser vasca, lo que de verdad quiero ser es ciudadana del Mundo. Tengo amigos de todas las razas, opinión política, identificación sexual, religión, etc.; y6 esto es lo que de verdad me enriquece, me ayuda a tener una visión crítica con el Mundo y aprender / crecer con el diferente. El pensamiento único es lo más triste y limitado que hay, lo más cercano a la ausencia de democracia y a la dictadura.
    Las personas somos poliédricas, no podemos limitarlos a catalogarlas sólo por un aspecto, tenemos que ampliar el Zoom.
    Me encanta tu cita de Lao Tse en tu artículo "Compromiso = 3R"

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias, potxola, me siento muy honrada por tu interés. Abrazote

      Eliminar
  2. Es un camino complicado y retador a la vez, no perder una identidad socio-cultural por la propia seguridad de pertenencia a un colectivo, dígase Nación, etnia, territorio, costumbres... que son aspectos más relacionados con el mores-moral costumbres, sin olvidar el sentido ético como pertenecientes a una Instancia Superior como Seres Humanos... que es a lo que creo que hemos de tender, viendo a otro Ser como si fueras tú, saliendo de la dualidad. Y en ese espacio no hace falta txapela.
    La txapela sería algo más égoico de adaptabilidad al lugar... Que tampoco hay que perder porque nos integra también . Creo que es como un puzzle, cada trozo es diferente, pero aislado no sirve... Además somos de un lugar?, acaso hemos elegido dónde nacer?

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Me encanta tu reflexión, Juan Pedro, yo también he dado vueltas al asunto y creo que tengo una conclusión válida (al menos de momento): un armario lleno de tocados para poder intercambiar, incluyendo la posibilidad de no llevar ninguno.
      Muchas gracias por tu interés y tu tiempo :)

      Eliminar