Cuando yo era una niña pequeña veía que mi madre, de vez en cuando, se ponía a llorar mientras cocinaba. Después de diversas pesquisas lo relacioné con el aceite de girasol: si mi madre utilizaba aceite de oliva cocinaba con normalidad; si utilizaba aceite de girasol, lloraba.
Increíble, pensaba yo. Quizás el aceite de girasol tenga algún ingrediente parecido a la cebolla, pero no lo entiendo. Y así andaba, con mis cábalas, hasta que un día mi madre empezó a musitar mientras cocinaba y lloraba (todo a la vez, ya sabes que las mujeres tenemos superpoderes): Dios mío, ¿por qué tengo que ser tan desgraciada? ¿Por qué tengo que verme así, sin poder siquiera comprar una botella de aceite de oliva?
Me quedé de piedra. ¡No era porque el aceite de girasol se pareciera a la cebolla! ¡Mi madre se sentía muy desgraciada porque no podía guisar como a ella le gustaba! Entonces comencé a preguntarle por qué unas veces tenía aceite de oliva y otras de girasol, por qué no le gustaba el aciete de girasol, qué problema tenía con el aceite de girasol... ya sabes, el típico interrogatorio exhaustivo, impertinente y recurrente que hace cualquier criatura cuando de verdad le interesa algo. :-)
Entendí entonces que el aceite de girasol era un símbolo (aunque entonces yo desconocía la palabra "símbolo"). Un símbolo de una situación desagradable a la que no quería enfrentarse: añoraba el estatus social que había tenido antaño y no estaba dispuesta a olvidar así como así.
De modo que las llantinas se sucedían con cierta regularidad, y yo podía comprobar una y otra vez que estaban directamente relacionadas con el aceite de girasol: tomé un odio tan visceral al aceite de girasol que cada vez que comía algo guisado con él lo vomitaba de forma automática. Y, de paso, estaba dando a mi madre otro argumento de peso para odiarlo: le hace daño a la niña.
Es la típica situación en la que nosotros mismos estamos programando qué va a ocurrirnos, o, dicho de otra manera, la profecía autocumplida:
De hecho, me ha sentado mal durante muchos años, y otros más que lo he rechazado sistemáticamente por si acaso fuera verdad que es malo para mí. Hace tiempo que me enteré de que tiene un alto contenido en ácidos grasos poliinsaturados y en vitamina E, y que en cantidades razonables es muy bueno para la salud. Pero jamás se me ocurrió hacerme un análisis de alergia... por si me desmontaban mi bonita teoría. En el fondo, me lo tomaba como una forma de solidarizarme con mi madre.
Estas reflexiones nos hacen darnos cuenta de la cantidad de información que tenemos escondida por ahí, en el inconsciente, y que dicta algunos de nuestros comportamientos. Normalmente suelen hacerse "visibles" cuando la vida nos ha puesto ante un nuevo reto y estos planteamientos dejan de tener la importancia que tenían. Y también nos percatamos del auténtico significado de las teorías que nos enseñaban en la universidad, cuando nosotros ignorábamos al profesor mientras el hombre se desgañitaba :-)
Moraleja: lo que te ocurre puedes interpretarlo como quieras; y una parte importante de tus comportamientos estarán regidos por esas interpretaciones.
Ejemplo 1: A juzgar por el entorno y la música que la acompaña, es posible que esta mujer no esté cocinando con aceite de oliva:
Ejemplo 2: El aciete de girasol me sienta bien. No puedo demostrártelo con un video, pero te doy mi palabra de hija solidarizada :-)
¿Cuántos "aceites de girasol" han modulado tu vida?
Para endulzar la reflexión, te dejo aquí dos divertimentos. Que los disfrutes.
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Quiero recomendar éste artículo, post, o lo que sea, porque realmente contiene mucha positividad, y como éste es mi habitual estado de ánimo...
ResponderEliminarAgapito Barroso
Muy agradecida, Agapito :-)
EliminarTotalmente de acuerdo contigo, Edita: lo que va sucediendo, se puede interpretar como cada uno lo perciba e interprete, y ello hace que una parte importantísima de tus comportamientos se vean condicionados precisamente por esas interpretaciones de la realidad cotidiana.
ResponderEliminarMe lo he pasado muy bien con tu artículo, como de costumbre y me he parecido genial el video de la señora cocinando.
Valentín Colomer
Muchísimas gracias, Valentín, eres muy gentil. Yo también te deseo lo mejor :-)
Eliminar¡¡Ja ja ja cómo me he reído Edita!!
ResponderEliminarA medida que lo leía no dejaba de asentir, con lo que también he hecho ejercicios de cervicales... ;-D
Un abrazo grande!!
¡Cuánto me alegro, Amaia! Muchísimas gracias por tu interés. Muxu bat :-)
EliminarMe trae recuerdos de la merienda del cole, pan con aceite de oliva con azúcar ;) Uhmmmmm
ResponderEliminarB. Sánchez
Ja, ja, está claro que todos interpretamos la realidad que tenemos enfrente en función de nuestras vivencias :-) Muchas gracias por leer el artículo, B. Sánchez
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarComo siempre Genial.. Edita!!
ResponderEliminarMe ha gustado muchoooo... y también me hizo recordar en "mi aceite de girasol" Gracias... gracias. Muaaaak!!!
Te agradezco mucho tu interés, tu entusiasmo y tu compañía, Cecilia. Así da gusto :) Un abrazote
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