La Naturaleza es una fuente inagotable de aprendizaje para el management: Biomimética organizacional o cómo despedir sin traumas.
Itamar Rogovsky, el gran maestro del Desarrollo Organizacional, explica la preciosa "teoría de la hormiga" que ilustra a las mil maravillas cómo funciona una organización excelente que mira al futuro.
Recientemente, La Vanguardia ha publicado los resultados de una investigación de Jessica Purcell sobre el comportamiento de las hormigas cuando se inunda su nido.
Las hormigas saben qué miembros de la colonia pueden hacer más por la comunidad, se organizan de acuerdo con el principio de "primero la comunidad, después el individuo" y (aunque no debería de sorprendernos) el resultado es que la comunidad se sobrepone al desastre pagando un precio ínfimo a cambio: prácticamente no hay bajas y todo el hormiguero puede seguir viviendo su vida una vez superada la inundación.
En nuestras organizaciones suele ser más habitual regirse por el principio "sálvese quien pueda": es la reacción de los accionistas o personas que pueden decidir atendiendo a su propio beneficio ante cualquier inundación que se les presente. (Afortunadamente siempre hay excepciones, los conceptos de RSC van calando poco a poco).
A corto plazo puede parecer una idea aceptable, puesto que ha conseguido salvar una parte importante del patrimonio. Pero a medio plazo las decisiones individuales (o pensadas para favorecer a un individuo) generan cuantiosas pérdidas: cada uno mira por sus propios intereses y la sociedad en su conjunto pierde competitividad, ocasiones de negocio y baja puestos en el ranking de bienestar social y felicidad.
Cuando una organización se encuentra ante una "inundación" y reacciona despidiendo empleados para rebajar costes, está en la posición "sálvese quien pueda": recortar rápidamente la partida presupuestaria que parece más evidente (generalmente las personas que llevan más tiempo en la organización, porque su salario es de los más elevados) alivia de momento la situación.
A medio plazo, esa organización ha perdido capital intelectual y know how, ha perdido reputación como empresa deseable para trabajar (le costará más esfuerzos incorporar personas valiosas) y además es muy probable que la sociedad la "castigue" evitando comprar sus productos o servicios. Mal negocio para la organización (condenada a desaparecer) y para la sociedad (menos posibilidades de elegir).
Las hormigas saben qué hacer cuando aparece una inundación y están preparadas de antemano: conocen perfectamente qué puede aportar cada miembro del equipo para salvar la nave con las mínimas pérdidas, saben qué puntos fuertes tiene cada miembro, en qué posición se debe colocar, cómo tienen que armar la balsa entre todos... y el hormiguero sobrevive a la inundación. Más todavía, continúa su vida de complejas interrelaciones entre sí y con el medio. Continúa la vida.
Las hormigas nos regalan una buena lección:
- conoce los puntos fuertes de todos los miembros de la organización;
- asegúrate de que esos puntos fuertes se aplican de la mejor forma posible para el beneficio del conjunto;
- ten a todos los miembros preparados para actuar, cada uno desde su puesto, ante amenaza de inundación;
- hazlo de forma que las pérdidas de miembros del equipo sean prácticamente cero, y, si no hubiera otra solución, que correspondan al grupo de "crías", cuyo coste de reposición en términos sociales es más asumible.
De acuerdo con las hormigas, este enfoque biomimético puede ayudar a la organización a mantenerse en el mercado siendo a la vez socialmente responsable.
Moraleja: dime cómo preparas tus ERE o tus despidos y te diré cuán biomimética es tu organización.