Mira lo que he encontrado en el desván: Espero que te guste :-)
Confía. No estoy hablando de "ir con el lirio en la mano", sino de confíar. Si voy con el lirio en la mano estoy adoptando un comportamiento pasivo, iluso e inútil, incluso improcedente. Fiarme de todo el mundo en todo lugar y en todo momento no parece muy inteligente, además de que quedo a merced de otras personas.
Confía. No estoy hablando de "ir con el lirio en la mano", sino de confíar. Si voy con el lirio en la mano estoy adoptando un comportamiento pasivo, iluso e inútil, incluso improcedente. Fiarme de todo el mundo en todo lugar y en todo momento no parece muy inteligente, además de que quedo a merced de otras personas.
Estoy hablando de confiar como el gato de la fotografía: tiene tanta confianza en su compañero perro que se permite dormir relajadamente sobre él.
Si habéis tenido la suerte de contemplar alguna vez una escena así sabéis de qué estoy hablando: el gato ha pasado horas y horas, días y días, estudiando todos los comportamientos del perro y después ha ido acercándose paulatinamente, milímetro a milímetro, hasta constatar que el perro no tenía ninguna intención de hacerle daño, antes al contrario.
Nosotros no somos gatos que tengamos que estudiar la situación con tanto detenimiento, pero sí "examinamos" a las personas que nos rodean con más o menos interés para llegar a nuestras conclusiones respecto a qué tipo de relación nos conviene establecer. La ventaja que tenemos respecto a los gatos es que nuestro cerebro más evolucionado (dicen) nos permite obtener mucha más información en menos tiempo y así no tardamos tanto en tomar una decisión.
Con más o menos tiempo, con más o menos precauciones, lo importante es que llega un momento en que conocemos al interlocutor lo suficiente como para arriesgarnos a situarnos ante él de forma inerme: si quisiera, podría hacernos daño. Ésta es la postura de confianza: sé que podría dañarme, y sé que no lo hará. Cuando llego a esta conclusión me relajo, me muestro tal cual soy y estoy así en condiciones de establecer una relación cálida y próxima como los animales de la fotografía.
¿Y siempre tenemos que seguir este procedimiento ante una persona desconocida? Afortunadamente no somos gatos: no necesitamos comprobar el supuesto ante cada nuevo interlocutor. Podemos hacer extrapolaciones e hipótesis, que luego comprobamos en la práctica. Cuando tenemos éxito en un porcentaje elevado, la hipótesis pasa a creencia y nos dejamos llevar por ella.
Mis ensayos y errores me llevaron a una hipótesis ahora convertida en creencia: las personas son "buena gente". Siempre me puedo encontrar con una persona repleta de aviesas intenciones, como un gato puede encontrarse con un perro feroz; pero el porcentaje de éxitos que me ha proporcionado esta postura me ha convencido de que merece la pena asumir ese pequeño riesgo: lo que obtengo si acierto (casi seguro) es mucho más importante que lo que puedo perder si me equivoco. Y muchísimos aciertos pesan infinitamente más que unos pocos errores.
Si el gato pudiera hacerse estas reflexiones seguro que acortaría el período de acercamiento: estar calentito, cómodo, relajado y feliz merece la pena.
Exactamente igual que yo estoy con muchas de las personas de mi entorno. Sé que podrían hacerme daño, y sé que no lo harán. Confío. Confía.
Obviamente, hay personas que lo dicen mejor que yo. Por ejemplo, Rachel Botsman, coautora de "Lo que es mío es tuyo" y fundadora de Collaborative Consumption, conferenciante habitual de TED y distinguida por Time como autora de una de las 10 ideas que pueden cambiar el mundo, se centra en la confianza como nueva moneda de cuño y en la reputación como capital.
Y de una forma más poética: Mira qué video sobre Little, la Ardilla Despierta, colgado por Karen Álvarez:
Creo que estoy de acuerdo con tu tesis, Edita. Compensa mucho a lo largo de la vida aplicar esa visión de los demás. No puedo establecer el saldo de satisfacciones y de fraudes después de muchos años de hacer camino en las relaciones personales, pero me siento compensado de sobra. Otra cosa es si el gato se pone a arañar al perro, si mi comportamiento desata los instintos-intereses en los demás. La bondad/maldad intrínsecas es una controversia falsa en la medida en que lo natural y lo aprehendido se desencadena en el comportamiento, en las relaciones reales, que rara vez son neutrales y casi siempre comprometidas. Pero el punto de partida es que puedo esperar de los demás lo que yo me dispongo a "hacer" respecto a ellos.
ResponderEliminarEduardo Zaldivar Laguia
Es verdad, si el gato comienza por arañar al perro va a ser difícil que lleguen a confiar el uno en el otro. A veces sacamos las uñas sin darnos cuenta, ahí está nuestra oportunidad de mejorar :-)
ResponderEliminarGran post Edita, estoy totalmente de acuerdo. Es importante lanzar mensajes que recuperen la confianza consciente en los demás, porque los mass media nos presentan en abrumadora mayoría charlatanes, estafadores, delincuentes y jetas profesionales. Quería señalar que la intuición (con sus lazos en la experiencia y en lo inconsciente) es una herramienta que poseemos muy útil. En mi caso, al menos me sirve para saber cuando no debo acercarme a alguien. Las pocas veces que no le hice caso me he encontrado frente a ese tipo de personajes poco deseables. Gran post y excelente comienzo de Huella Líquida en Linkedin.:)Un abrazo. Paco
ResponderEliminarGracias, Paco, yo también "tiro" de intuición a menudo...
EliminarYo estoy de acuerdo en todo. En la balanza de lo que ganas por confiar respecto a lo perdido por haber confiado, lo primero pesa mucho más. Al menos, esa ha sido mi experiencia.
EliminarBueno, no estoy de acuerdo en una cosa: eso de que nuestro cerebro sea superior al de los gatos... no sé, no sé... :-)
Hola, Mercè, tengo para mí que acabo de encontrarme con otra "gatuna! :-)))
EliminarMe ha gustado mucho su articulo "Confianza consciente". Gracias por compartirlo.
ResponderEliminarCarmen Bayona Boixadós
Gracias a ti por leerlo, Carmen :-)
Eliminar¡¡Que gran mensaje Edita!!
ResponderEliminar¡Es tan necesario confiar en alguien en los tiempos que corren!
Pero ¿en quién?
¿En nuestros políticos? ¿En nuestros gestores? ¿En nuestros líderes? ¿Dónde están?
¡Ojalá pudiéramos confiar en ellos! Las cosas irían mucho mejor para todos y no solo para unos pocos: los de siempre.
Creo que deberíamos confiar los unos en los otros, independientemente de la posición jerárquica. Es la base de las buenas relaciones, que a su vez son la base de una buena sociedad. Después se irán agregando políticos y gestores, por ahí parece que irá la sociedad del XXI...
ResponderEliminarGracias por tu reflexión, amig@
Buenos días, Edita:
ResponderEliminarNo voy "con el lirio en la mano", pero soy de naturaleza confiada, y me doy a los demás.
Lo malo de ello, es que después de muchos años confiando, siempre te encuentras con alguien en quien confiabas plenamente, alguien a quien has ayudado, que sin motivo alguno te decepciona, te menosprecia, te ignora, .....
Afortunadamente para mí, y como también soy positiva, de cualquier situación saco una lección (me ha salido un pareado), y es por ello que sigo "en mis trece", y seguiré siendo confiada, hasta que alguien de nuevo, me demuestre lo contrario.
¡¡Un saludo muy cordial y confiado!!
Montserrat Romero Olea
Gracias por tu saludo cordial y confiado, Montserrat :-)
ResponderEliminarAunque a veces alguien nos demuestre lo contrario, enfocar así la vida es mucho más gratificante y más sano :-)
Qué buen post Edita, voy a compartirlo
ResponderEliminarComparte, comparte, me encanta que compartas :-)))
EliminarMuchas gracias, Iranzu
'¡Necesario y estimulante! Gracias Edita.Se me ocurre que podíamos cambiar aquello de que todo el mundo es" inocente", por "digno de confianza", a menos que se demuestre lo contrario. A veces no sucede porque vamos poniendo la barrera de la desconfianza y del miedo al otro y ya no entra nada mas.Me ha encantado conocer a Little y espero que las usuarias de Womenalia empiecen a confiar en las personas que estamos para ayudar. Gracias y buen día:)
ResponderEliminarRosa Perez Santander
Gracias a tí por leerlo, Rosa.
ResponderEliminarEstoy convencida de que cada vez más "Womenalias" adoptan esta postura, parece ser que tiene alguna relación con la visión femenina de la vida :-)
Gracias por compartir el vídeo Edita! ;) Un abrazo a tod@s! <3 Amo a los animales. Gracias por confiar en ellos y amarlos también!! ;)
ResponderEliminarAfortunadamente somos muchas personas las que amamos a los animales (humanos y no humanos) :-)
EliminarPara el que "viene" de la desconfianza el trabajo es de doble tramo. Gracias por el artículo y la información.
ResponderEliminarManel Lora Gomila
Gracias a tí por leerlo, Manel. Y estoy de acuerdo en que a veces tenemos doble tramo, pero el hecho de reconocerlo ya nos ha ayudado a superar el primer tramo :-)
ResponderEliminarQué verdad es... sin confianza no vamos a ninguna parte. ¿Y porqué nos costará tanto?
ResponderEliminar¡¡Como siempre, me encanta Edita!!.
ResponderEliminarTiendo a confiar... y también me guío de mi intuición...
Sin embargo muchas veces tengo que hacer tratos con quién sé seguro
que me va a arañar... y me araña... por mucho que se contenga.
Es lo que más pena me da de la Naturaleza Humana, pero así somos... ;-D
¡¡Abrazote grande!!
Sí, yo también hago tratos a veces con quien sé que me arañará, porque no tengo otro remedio. Lo que pasa es que, sabiéndolo, me cubro con mi armadura para que los arañazos sean solo superficiales :-)
EliminarUn abrazote
Importante para llegar a esa confianza es no dejarnos llevar por nuestros miedos e inseguridades, sólo así podremos crear un clima de confianza recíproca.
ResponderEliminarTotalmente de acuerdo, Isabel, y muchas gracias por tu atención y tu compañía :)
ResponderEliminar