Cinco universidades europeas se han unido en una investigación para lograr (lo han logrado) que un grupo de abejas en Austria y un grupo de peces en Suiza se comuniquen entre sí coordinando sus decisiones.
Utilizan algoritmos evolutivos (IA) relacionados con la biomimética. Los robots aprenden a comunicarse con estos dos grupos de animales hasta que consiguen que sus respectivos comportamientos grupales estén coordinados. Es decir, consiguieron modificar las pautas de comportamiento habituales de cada uno de los grupos.
Parece ser que los científicos consideran muy importante este logro, porque permitiría que los
humanos interfieran con las sociedades animales para gestionar el medio ambiente, consiguiendo que las máquinas traduzcan señales biológicas cuya comprensión podría ayudar, por ejemplo, a que las aves evitaran los aeropuertos o que los animales polinizadores se dirigieran hacia cultivos orgánicos alejándose de cultivos con pesticidas.
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Como todo avance científico, tiene su lado luminoso y su lado preocupante.
El lado luminoso es que podremos entender cada vez mejor a la naturaleza, algo imprescindible para esta sociedad nuestra urbanita, apresurada y alejada de los entornos naturales, cuyo desconocimiento es responsable en gran medida del daño que estamos haciendo al planeta.
El lado preocupante es que las máquinas serían capaces de imitar de tal modo a la naturaleza que podrían decidir por ella interfiriendo artificialmente en los ecosistemas. Estos ejemplos que nos ofrecen los científicos son efectivamente intervenciones en los ecosistemas, y ambos tienen algo en común: obtener provecho para la humanidad. Si alejamos a las aves de los aeropuertos tendremos menos accidentes, y se alejamos a los polinizadores de los cultivos tratados con pesticidas conseguiremos que la humanidad tenga menos enfermedades.
La ciencia sigue avanzando, pero todavía está inmersa en una visión antropocéntrica que no va a ayudar a proteger el planeta. Necesitamos una cosmovisión que nos permita considerarnos una parte del gran ecosistema Tierra, no los dueños y señores. ¿Conocer cómo se comunican los animales? Sí, pero para aprender a hacerlo mejor nosotros, no para interferir en sus comunicaciones para nuestro propio provecho.
Una vez más acudo a la reflexión de Jorge Wagensberg:
De forma que nos interesaría acometer las investigaciones científicas desde el punto de vista de que somos una parte más de la Tierra. Entiendo que para los científicos puede resultar difícil y un tanto alejado de sus praxis, pero aquí más que nunca deberíamos potenciar la formación de grupos interdisciplinares para plantearse los problemas desde diferentes y enriquecedores puntos de vista.
Un ejemplo que a primera vista resulta un tanto extraño pero que podría adaptarse al tema que tratamos es este: Richard Davidson, doctor en Neuropsicología e investigador en neurociencia afectiva, es miembro del consejo del Foro Económico Mundial de Davos, para convencer a los líderes de que hay que hacer accesible lo que sabe la ciencia sobre el bienestar.
Es muy significativo que Davos escuche a científicos expertos en intangibles como la empatía y la compasión. Y también es muy esperanzador, lo considero una magnífica prueba de lo bien que funcionan los equipos multidisciplinares.
¿Qué ocurriría, por ejemplo, si incluyéramos en la formación de los científicos conocimientos sobre sufrimiento, empatía, compasión…? ¿Qué ocurriría, por ejemplo, en el equipo que estudia la comunicación entre diferentes especies, si se incluyera algún miembro especializado en Psicología, Psiquiatría, Filosofía, Ética, Etología… ?
Personalmente estoy convencida de que los resultados de las investigaciones serían muy distintos: la ciencia avanzaría, sí, pero para aprender de la naturaleza y reaprender a ser parte de un ecosistema. Porque respetar a la naturaleza es la premisa básica para que todos nosotros sigamos en este pícaro mundo; todo lo demás nos llevará más pronto que tarde a la extinción por desaparición de nuestro hábitat.
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cuanto mejor nos iría con esos equipos multidisciplinares que planteas...
ResponderEliminarA ver si se animan.... Muchas gracias por tu interés y tu compañía :)
EliminarSi se pudiese enseñar empatía y conocer el sufrimiento de las personas discriminadas por edad o por otros malditos criterios, no habría un Genocidio laboral que afecta a mas de TRES millones de personas en España
ResponderEliminarSe puede enseñar, pero los planes educativos dan más importancia a las disciplinas "duras", como finanzas...
ResponderEliminarAsi es. Mundo deshumanizado y cada dia mas
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