Tengo la suerte de tener un primo, José Luis Olaizola, que - entre otras virtudes - pone a la familia al día de las mitologías vascas, es el guardián de nuestras tradiciones. El año pasado nos explicó la del agua nueva o Ur goiena, ur barrena, y en esta ocasión nos trae la de Olentzero de mano de Toti Martínez de Lezea :
Hace miles de años, los primeros habitantes de nuestra tierra fueron los JENTIL, gigantes que enseñaron a los seres humanos a labrar los campos, a utilizar la piedra para moler el grano, a fundir los metales.
Pero los seres humanos se volvieron cada vez más avariciosos, y los JENTIL decidieron ascender a las montañas y no volver a tener tratos con ellos. Transcurrido mucho tiempo, un día vieron llegar de Oriente una extraña nube. Fueron a avisar al más viejo de ellos, un anciano ciego de mil años que vivía en una cueva. El anciano pidió a sus compañeros que le abrieran los ojos con unas palancas. Así lo hicieron y, al contemplar el fenómeno, exclamó:
-Es Kixmi. Tiradme por el precipicio, pues nuestro mundo ha llegado a su fin.
Y los otros hicieron lo que les pidió. Después se adentraron en las cuevas y las cerraron con grandes moles de piedra, y allí continúan.
Pero uno permaneció afuera. Se había quedado mirando la nube, distraído, y para cuando quiso darse cuenta, se encontró solo. Durante todo el año siguiente, el JENTIL solitario se dedicó a hacer carbón vegetal, pero, llegado el Solsticio del Invierno, escuchó cantos y vio las hogueras que encendían los humanos en los valles para alentar al Sol a que siguiera aumentando de tamaño y que el día se alargara.
Echaba en falta a los suyos y decidió bajar a celebrar la fiesta, llevando un gran saco de carbón a modo de presente, pues los humanos no sabían lo que era. Al llegar al valle, estos se asustaron ya que no recordaban cómo eran los gigantes que antaño habían sido sus maestros, pero enseguida se alegraron cuando él les mostró su regalo y lo que podían hacer con él.
Lo llamaron ON ZAROA, que significa "la buena época". Desde entonces, Onzaroa, Olentzaroa, el último JENTIL, baja de la montaña para celebrar el Solsticio y la llegada del Nuevo Año y traer carbón para calentar las casas, asar manzanas, pimientos y castañas.
El cristianismo ocupó el lugar de las antiguas creencias, pero nuestro pueblo continuó narrando historias al calor de la lumbre, que han llegado a nosotros en forma de leyendas.
ZORIONAK ETA URTE BERRI 2019 ON!
Apreciada Edita: Muchas gracias por esta narración tan linda. Con su recuerdo, te deseo unas buenas fiestas y año 2019. Cordialmente Miguel Foraster
ResponderEliminarMuy agradecida, Miguel, te deseo un precioso 2019 y una vida plena.
EliminarAbrazote