El pasado mes de septiembre mi buen amigo José Iribas (@jiribas) y yo escribimos a cuatro manos el artículo Pero no empuje (en mi blog y en el blog de José). Disfrutamos muchísimo escribiéndolo juntos y además os gustó, así que estábamos contentos por partida doble. Fue José quien comenzó y seguidamente me pasó el testigo, de modo que fui enlazando algunas ideas a partir de las que él había ido desgranando.
En esta ocasión seré yo quien arranque el artículo y después José enlazará como su buen juicio -que tiene mucho- le indique.
Sé que le pillo desprevenido porque precisamente en esta época está sobrecargado de trabajo y no se dedica a escribir con la frecuencia que solía, pero precisamente por eso creo que ahora es el momento de ofrecerle un medio artículo. Con su facilidad para la escritura lo terminará "sin despeinarse"; tiene buena pluma. ¿Qué digo pluma? Lápiz, un lápiz afilado y multicolor capaz de matizar, enfatizar, resaltar, difuminar o colorear el más sencillo pensamiento hasta conseguir que nos prendamos de él, nos quedemos dándole vueltas y lleguemos a contemplar una nueva realidad más rica y gratificante.
Verás que no exagero en absoluto si visitas su blog y entras en cualquiera de sus artículos. Anímate, estoy segura de que te suscribirás. ;-)
A lo que íbamos: Aprovecho un párrafo sobre Jerjes que me ha enviado mi también buen amigo Iñaki Gómez
A pesar de que soy ferviente pacifista, no puedo por menos de admirarlo por las enseñanzas que contiene. Obviamente se pueden entender varias cosas, y estoy segura de que José va a desmenuzar alguna de las frases para explicárnosla de acuerdo con los muchos valores que defiende, de palabra y de obra: (O quizás haga otra cosa completamente distinta) ;-)
"Los persas acamparon cerca del paso. Jerjes envió un heraldo, que comunicó a Leónidas la potencia del ejército persa y le propuso la rendición.
• Jerjes, en su generosidad, os perdonará la vida si deponéis las armas. ¿Qué respuesta debo llevar?
• Ven tú por ellas, fue la corajuda contestación del espartano.
Un desanimado hoplita comentó esa noche:
• Mañana, cuando vengan los persas, las flechas taparán el sol.
Dienekes, digno subordinado de Leónidas, afirmó:
• Mejor, así pelearemos a la sombra".
Querido José, te cedo el testigo. ;-)
¡Y aquí lo tomo, agradecido, amiga!
Edita (@EditaOla) dice que es ferviente pacifista. Y tengo muy claro que lo es.
También tengo claro que es generosa (¡más que el Jerjes perdonavidas!). Lo demuestra con esa “provocación” de elogios inmerecidos que han caído sobre mí como flechas de cariño y que –esos, sí- merecerían un “y tú más”. O, qué menos, el “yo también te quiero”.
Cuando yo ejercía como abogado, al redactar un contrato, advertía en cada ocasión que “los contratos se suscriben entre amigos como si fueran enemigos”. Como toda regla, tiene sus excepciones, pero hay que dejar claro que en un acuerdo debe preverse cualquier contingencia… por si las moscas.
No quiero distraerte: efectivamente, este es un post que se suscribe (o que se os escribe) entre amigos. Como amigos que somos. Edita y yo. Y tú que nos lees, si quieres. Porque nosotros, queremos.
Voy a centrarme en el hoplita, que augura la peor tormenta de flechas justo cuando lo que hace falta es motivación, moral, rasmia, coraje –que no es, precisamente, ingenuidad-.
Lo hago para poner de relevancia la respuesta -no es un “zasca”, pero casi- de ese griego que era Dienekes, pero que de haber sido argentino se llamaría Cholo Simeone. O de ser español Rafa Nadal (Raza Nadal, si prefieres).
"Mejor, así pelearemos a la sombra", contestó resuelto el espartano.
Algunos dirán que Dienekes era un temerario; o que, como poco, hacía de la necesidad virtud, pero es que… ¡necesitamos tanta!
Me gustan las personas que no se arrugan, que se crecen ante la adversidad, en las peores circunstancias. Las que no tiran la toalla, las que se levantan cuando caen.
Sé que no es fácil. O que es más fácil escribirlo… que vivirlo. Porque “el papel –en este caso la pantalla- lo aguanta todo”.
A esa actitud personal, que alabo por su valor (aquí cabe la polisemia), le veo una virtud adicional en el caso de Dienekes: no sólo es que el griego se crezca ante lo que va a venir, ante “la que va a caer”: es que anima a los demás. Y necesitamos inyectarnos esperanza.
Batalla perdida es la que no se emprende. Diría alguno de mis colegas: “el no, ya lo tienes”. ¡Vamos, pues, a por el sí! No nos pongamos en lo peor como si fuera inevitable. Porque si así lo hacemos, desde luego, lo será.
Lo decía Henry Ford: “Tanto si piensas que puedes, como si piensas que no puedes, estás en lo cierto”.
Oye, pues puestos a elegir, me quedo con lo primero. Eso sí, sin ingenuidades: la batalla de la vida hay que ganarla partido a partido. Y crecerse ante la adversidad.
¡Venga, Cholo! ¡Vamos, Rafa!